Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

Con ocasión de los recientes testimonios de un nuevo grupo de militares sometidos a las audiencias realizadas ante la J.E.P. (JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ), desarrolladas en la semana que terminó, en la que se escucharon las tétricas confesiones de diferentes mandos de las F.F.A.A., de otros funcionarios asignados al GAULA y al D.A.S., en el Casanare, encabezados por el Mayor General (en retiro), Henry Torres Escalante, quien fue comandante de Brigada en esa jurisdicción entre los años 2003 y 2006, junto a otros oficiales, todos implicados en crímenes de lesa humanidad, escuchamos horrorizados como ellos, se confabularon en una organización criminal (tal como aparecen imputados), para perseguir, desplazar, torturar, violar, desaparecer, asesinar, masacrar jóvenes y campesinos inocentes de diferentes regiones del Departamento, haciéndolos pasar como muertos en combates, mediante actos hoy mejor conocidos como los falsos positivos.

Desde cuando comenzaron a filtrarse ante la opinión pública noticias con estas denuncias y a conocerse los desgarradores testimonios de poblaciones y familias de las víctimas que los sufrieron a lo largo y ancho del país rural, por estos actos y abusos infringidos no solo por militares, que lideraron estos dentro del marco de los conflictos armados, con la complicidad y participación de los grupos de paramilitares creados contra las diferentes bandas insurgentes que azotaban el campo colombiano, guerrillas que también estaban desplegando prácticas semejantes, o sea, actuando con violencia por medio de extorsiones, secuestros, reclutamiento de menores, violaciones, confinamientos, desplazamientos, despojos forzados, asesinatos, etc.

El Mandatario de esa época, como sus altos mandos militares, junto con los Gobernadores, Alcaldes, políticos locales, hacendados y otros sectores que, desde el anonimato, estuvieron involucrados con estas infames actividades, siempre han sostenido que esas denuncias son producto de persecuciones de sus enemigos, para desconocer los innegables logros de la Seguridad Democrática implementada e impuesta draconianamente en sus dos periodos por Álvaro Uribe Vélez. Dice el adagio popular, que: “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista,” de modo que frente a las diferentes audiencias públicas que vienen siendo difundidas por la J.E.P., se están develando las infames y dolorosas conductas de estos funestos actores del conflicto armado, quienes llevaron sus actuaciones, a niveles semejantes a los procedimientos utilizados por el nazismo.

Sin embargo, gracias a los Acuerdos Finales para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Colombia (Acuerdo Final de Paz), suscrito entre el Gobierno de J. M. Santos y las FARC-E.P, a noviembre 30 de 2016, con el propósito de obtener verdad, reparación, justicia y no repetición a favor de las víctimas del conflicto, y qué dentro del marco de la llamada Justicia Transicional, irónicamente creada por el Gobierno de A.U.V., mediante la Ley 975 de 2005, para juzgar las violaciones a los derechos humanos, los crímenes de guerra y de lesa humanidad ocasionados dentro del conflicto armado, que son precisamente los hechos que ahora se están conociendo.

En artículo publicado bajo el título de: “CUANDO LOS PAJAROS NO CANTABAN” de julio 10 de 2022, me referí a este espinoso tema, con el INFORME INICIAL de la Comisión encargada de investigar estos siniestros, espeluznantes y dramáticos hechos, causados por la sevicia con la que actuaron la totalidad de los actores del conflicto. Del cual retomo pasajes finales para concluir estas reflexiones, referidas a las tragedias consignadas en dicho texto por ser: “vergonzosas, dolorosas y de una infamia difícil de asimilar, que resultó dejando en pañales la sangrienta violencia partidista de los años cincuenta y sesenta.” Por todo lo expuesto, sigo confiando en que asistamos en poco tiempo, a los juicios que desde hace décadas viene reclamando la historia de nuestra sufrida Colombia, para reconstruir el tejido social y la convivencia pacífica.

*Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

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