Rafael Robles Solano

Por:  Rafael Robles Solano*

Hola, terminamos noviembre con el dólar sobre los cuatro mil pesos. Circunstancia que evidencia una severa contradicción con las especulaciones publicitarias del gobierno actual, que viene proclamando una espectacular reactivación de la economía colombiana, con índices de crecimiento de dos dígitos.

Pero los hechos son tozudos, porque continúan apuntando en dirección opuesta a lo divulgado, de lo cual hacen eco los grandes medios de comunicación aplaudiendo semejantes logros.  Pues según los datos del DANE, la pobreza aumentó en Colombia durante la pandemia, lo cual se refleja en la enorme desigualdad social y el permanente reclamo popular por conseguir formas reales de inclusión social.

No tiene caso entrar a discutir si es cierto o no que el gobierno viene intentando maniobrar y materializar escenarios para favorecer en medio de su pregonada reactivación económica, la especial inclusión de los jóvenes al mercado laboral y de capacitación en diferentes campos de la producción, actos que son consecuencia del generalizado reproche social resultante de la censurada reforma tributaria.

Lamentablemente para la mayor parte de la población necesitada de fuentes de trabajo, la aludida reactivación, solo se refleja a niveles muy reducidos de las grandes empresas, fabricas manufactureras de bienes y servicios de exportación, qué por el fenómeno de la producción basada en los modernos equipamientos tecnológicos, resultan desplazando muchas manos de obras, y relegando estos a reductos sujetos a las cosechas cafeteras y de otros recursos agrícolas.       

La inocultable inequidad social que padecemos, catalogada como una de las más grandes a nivel mundial, requiere de grandes esfuerzos reales y conjuntos de todos los estamentos encargados de los medios de producción, para unidos por medio de unas políticas serias de Estado, organizar y coordinar la recuperación o mejor, reducir la desigualdad social.

Bajo las consideraciones expuestas, resulta indispensable que todos nuestros dirigentes políticos, gremiales, industriales, comerciales, sindicales, etcétera, se unan y solidaricen para en conjunto facilitar los programas de reactivación económica que se requieren y urgen en el país.

De otra parte, es necesario conseguir que nuestra dirigencia política sea renovada, para buscar con la participación de otros protagonistas, liderazgos socio económicos al margen de los escenarios de corrupción que hoy nos azotan por donde sea que miremos.

Ojalá que la sociedad civil, se apersone de esta urgente necesidad de deponer a los funestos actores del presente, que ya ni se preocupan por disimular u ocultar sus degradantes apetitos burocráticos y de solidaridad de cuerpo, como acabamos de observar, con el cuestionado y patético respaldo de las bancadas de gobierno a favor de la presidenta de la Cámara de Representantes, envuelta en un penoso y triste episodio de plagio profesional. 

*Rafael Robles Solano . lideresocial@hotmail.com  -Secretario Ejecutivo Lideresocial. Investigador Social. Consultor Legal.

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