Por: Julián Martín Ruíz Frutos*
Importante desde ya empezar a pensar en cómo vamos a comportarnos como ciudadanos a lo largo y ancho de la piel política nacional, ante los desastres de este gobierno torpe, falsario y corrupto que a medio camino aún nos está llevando al peor de los desafueros, ruinas y tragedias; y lo que es peor, intenta desde ya mantenerse en el poder de manera absurda cuando incapaz ha sido de enderezar todo el mal que ha hecho en este lapso. Nada ha obtenido ni obtendrá, a juzgar por sus acciones y anuncios, nada positivo política, económica ni socialmente, sino acercar a su vera la corrupción, encarnada en mercaderes ansiosos que no hacen cosa distinta que ahondar abisalmente nuestras crisis y nunca acortar distancias respecto a bienestar, prosperidad, desarrollo, crecimiento y progreso.
No podemos permitirnos la estupidez que se instale entre nosotros una dictadura de ambiciones socializantes, como las que en esta parte del orbe han proliferado para desgracia de los suyos, Tenemos que buscarnos y buscar caminos, mismos que en la medida de lo posible asuman las dolencias y las carencias espantosas que sufren la inmensa mayoría de un pueblo como el nuestro que pareciera carecer de dolientes.
Para que ello se dé, vale decir reorientar nuestro desolador panorama nacional, requerimos de dirigencias y liderazgos reales, colectivos, organizados, verdaderos, ciertos, de primera magnitud y condición que entiendan que obligados estamos a que se ponga en marcha una política social de amplio espectro, la cual hay que poner en práctica urgentemente para que haya hospitales que protejan vidas; escuelas de calidad y no aulas sin profesores y alumnos mal alimentados y desesperanzados; protección a la tercera edad, agua y luz, empleo y trabajo, seguridad alimentaria, y no sigamos siendo un país repleto de unidades territoriales fallidas por mucho más tiempo, o para siempre.
Requerimos un Estado social de Derecho fuerte, robusto, que subsane la descomunal inequidad y desigualdad en que vivimos y atienda lo importante, la emergencia y lo urgente de la nación; y no seguir sentados a la margen del camino a esperar que todo florezca como por arte de magia. Nudos muchos tenemos que obstaculizan nuestro andar, ausentes son partidos políticos sólidos y audaces que afronten la crisis y ponga gente y asuntos y cosas en su sitio, redistribuyan impositivamente equidad y desigualdad, pobreza y pobreza extrema, que miren ante todo a la gente, esos millones de seres que mucho han sufrido, sufren y de no ponerle coto a esta situación aberrante seguirán sufriendo en carne propia la incapacidad inmensa de sus mandatarios, dirigentes y líderes.
No más pantanos de trampas, inmundicias, corrupción, desgobiernos, incertidumbres, desesperanzas, angustias, agonías y demás otros desaciertos y metidas de pata; sino humanidad para entender que es la hora de cumplir los imperativos de un mejor estar poblacional, de ser coherentes, entender que el pueblo es soberano y requiere entra en espacios ciertos de modernidad con todo lo que traduce y significa, así como de un singular bienestar.
*Abogado. Especializado en Derecho laboral. Columnista