Por: José Manuel Herrera Villa*
Ganar, palabra buena. Lleva a obtener un beneficio, vencer, llegar a donde se pretende, lograr algo, captar la voluntad de alguien, medrar, prosperar, mejorar, tomar una dirección determinada, adelantar, adjudicar, adquirir, auge, conquistar, copar, entre otras de sus muchas acepciones. No tengamos nunca temor a ganar y menos cuando la razón está de nuestra parte. Tampoco debe importarnos la postura de los demás cuando se gana bien y mejor.
Debemos sí es temer a no ganar, en lo que importa tratar de ser mejor y saberse siempre mejor que antes. No es estar en zona de comodidad, sino de arriesgar sin miedo para conseguir lo que se quiere, lo que les gusta, no ser conformista, someterse a la autosuperación, vencer miedos y debilidades que hay o podría haber en su carácter, confrontar y confrontarse, aceptar el reto de ser cada día más bueno y mejor, hacerse perfectible, aspirar a la excelencia.
Dimensión y dinámica de ganar
No le tengamos miedo a ganar, aunque sepamos que todo aquel que quiere alcanzar la victoria implícitamente reconoce la existencia y la probabilidad de la derrota; lo que impone ponerse en acción y mostrar que se quiere triunfar, en lo que va el resultado qué, las ganas de victoria son superiores a caer vencido. Ganar implica un espíritu fuerte, que debe forjarse con dimensión espiritual, con fe, misma que transmite seguridad en el porvenir, con lo que se derrota fracaso e incertidumbre.
Todos queremos ganar, para lo cual tenemos que estar seguros que podemos hacerlo. Es ello una dinámica básica y debe coexistir en y con nosotros si en realidad queremos ser triunfadores, en lo que interesa e importa tener deseo de ganar, de edificar, de construir para sí y para la sociedad de la que se forma parte y de la humanidad entera.
Se trata de construir, de producir más, de ampliar con nobleza la dimensión y capacidad competitiva para lograr los resultados mejores en contexto de calidad y humanidad, en los que se encuentren inmensos toma de conciencia, valores y principios, camino a una estabilidad psicosocial y afectiva que generará paz al interior, que es en esencia junto con la felicidad, la razón del ser humano. Más que lo cuantitativo que lleva a la deshumanización, importa lo cualitativo y es ahí cuando acumulamos ganancias.
*José Manuel Herrera Villa. jomahevi@gmail.com Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación y Evaluación de Proyectos de Desarrollo