Luis Gilberto Ramírez Calle

Por: Luis Gilberto Ramírez Calle*

Requiere el análisis de la seguridad, diferenciar los elementos que la constituyen y las dinámicas para su puesta en ejecución. Los elementos nos permiten identificar las premisas de sentido que sirven para interpretar la situación de violencia, aislándola de su contexto de emergencia; y, las dinámicas, la puesta en marcha de una lógica incremental en la violencia y ante la cual la confrontación directa contra quienes la subvierten se presenta como la única opción viable.

La caracterización del enemigo

Entre los elementos, importa observar, tener en cuenta la caracterización del enemigo que se construye desde el discurso de la seguridad, en lo que interesa resaltar las figuras subjetivas sobre las cuales se ancla el conflicto y, la presentación del conflicto mismo. Es identificar los cuerpos de violencia sobre los cuales es legítimo aplicar a ultranza y sin favorecimientos la ley a los culpables. El delito se ha anclado entre nosotros consecuencia de años de malas decisiones políticas y la impunidad con la que se desenvuelven las instituciones públicas, lo que obliga defender el orden civil frente a los enemigos situados por fuera de dicho orden; siendo claro que es el propio orden civil lo que provoca la emergencia de violencia sin embargo, invertir esta causalidad desde el «discurso de seguridad» convierte al frágil orden civil que es atacado en algo digno de defender, permitiéndole recobrar la validez perdida.

En esto de la seguridad no es dable estar de acuerdo con el muchas veces recurrente y desafortunado argumento esgrimido por distintas autoridades competentes en distintos momentos que busca minimizar el impacto erosionante que tiene la violencia sobre el tejido social, con lo que me refiero a la premisa que identifica gran parte de la violencia que despliega la delincuencia como un asunto privado entre ellos, debiendo el Estado en consecuencia focalizar su intervención más allá de la contención de los daños colaterales. No es solo minimizar los daños que provocan y justificar los daños diciendo que es parte de la violencia que entre los delincuentes se sucede; razón por la que no se pueda desde la institucionalidad colaborar con el anonimato del delincuente, lo cual reflejar la poca información que el Estado y sus instituciones son capaces de recabar al respecto; lo que es además argumento que permite espacios de impunidad extra.

En esto de la seguridad no se pueden aplazar decisiones, en lo que ayuda reorganizar las demandas donde el tema de la seguridad es prioritario, pues no se puede alimentar el descontento social, pues ello contribuye a favorecer la impunidad y que se perpetúe la negativa que sea la seguridad una verdadera fortaleza difícil de doblegar. Dominante tiene que ser en la agenda política institucional y en el debate público, el combate al crimen organizado y sus múltiples, perniciosas y perversas consecuencias, por lo que el manejo de la situación, capacidad y organización de la fuerza pública debe ser el objetivo de todos los gobiernos para reducir los delitos todos que a todos nos afectan.

Dinámica de la seguridad

En cuanto a su dinámica, debe combatirse todo asomo de inseguridad de manera frontal, debelar toda lógica de guerra, así como toda escalada armamentística y de violencia; no permitir bajo punto de vista alguno el reagrupamiento de las organizaciones criminales como respuesta a la detención de sus líderes o capos en términos de fragmentación o nuevas alianzas y, por lo tanto, la extensión y multiplicación de los enfrentamientos armados a todo el territorio; como tampoco el incremento en número y modalidades de reclutamiento de sus miembros con el objetivo de incrementar su poder en todo sentido.

La dispersión de la violencia en agentes no estatales, abre una ventana de oportunidad para que distintos tipos de conflicto, a veces ajenos a la problemática central, sean resueltos mediante la violencia, logrando pasar inadvertidos en el conteo de las víctimas, lo que hace que los números de muertes durante la estrategia gubernamental, se vuelvan complejos diferenciarlos.

Toda la gama de violencias ha provocado que llegue a los más diversos espacios sociales, terminando por abarcar todo el territorio nacional. No obstante, una consecuencia que se desprende de la caracterización del enemigo y del conflicto, es la de que el crimen organizado no es capaz de ofrecer una resistencia organizada a los embates del gobierno y ello es positivo para la institucionalidad


Luis Gilberto Ramírez Calle. General (r) Ponal. Administrador. Consultor Asesor en Seguridad, Inteligencia y Defensa Nacional. Abogado. Especializado en Derecho Administrativo.

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