Por: Iván Meneses. Periodista de investigación.
En la actualidad el 95% de los jóvenes en Colombia, menores de edad consumen bebidas embriagantes en cantinas, billares, discotecas e incluso en las tiendas de barrios. Estos establecimientos están ubicados en sitios estratégicos cerca a instituciones educativas para facilitar a los muchachos su visita.
La cercanía de estos establecimientos con planteles educativos hace que nuestros jóvenes estén propensos a visitarlos antes y después de clases, en especial los fines de semana; llevándolos por el camino de la perdición del alcohol y las drogas.
La falta de diálogo con sus padres, el mal uso del tiempo libre, algunas amistades, la sobreprotección, consentirlos cumpliéndoles los caprichos y lo más importante, es la falta de Cristo en el corazón y en los hogares, son algunos de los detonantes más comunes que conllevan a nuestros niños y jóvenes a entregarse en cuerpo y alma al bajo mundo de la drogadicción y el alcoholismo. En la mayoría de los casos el consentimiento de los padres para que sus hijos beban licor y se fumen un “inofensivo” cigarrillo, con el ignorante argumento de que eso les hará sentir plenos y más hombres, es otra de las causas más comunes que conllevan a la juventud al trago y las drogas.
En frecuentes ocasiones estos muchachos que apenas están culminando o iniciando sus estudios secundarios y otros que empiezan una carrera universitaria, acompañan el licor con sustancias alucinógenas, tales como: la marihuana, el perico, el bóxer, el patra, la coca, entre otros, ignorando así las graves consecuencias que estos les traerá en un futuro cercano.
La destrucción de las neuronas cerebrales, la deformación física, la pérdida de oportunidades, el rechazo de la sociedad, y la muerte, son las graves consecuencias que trae consigo las drogas y el alcohol para aquellos muchachos que todos los fines de semanas beben, y beben y vuelven a beber hasta ver el Sol nacer, como dice la letra de aquel tradicional y clásico Villancico navideño.
La delincuencia sería el destino final de los drogadictos y alcohólicos.
Decimos que el futuro de un país está en manos de los jóvenes, ¡a hora bien!
¿Creen ustedes que el progreso y el desarrollo llegarían a nuestra Colombia, si dependiera de estos jóvenes que solo esperan el fin de semana para “portarse mal y pasarla bien”?
Señores padres de familias, ¿saben en dónde se encuentran en estos momentos sus hijos y con quienes están?
*Iván Meneses. Comunicador Social y periodista.