Francisco Javier Vásquez Asencio

Por: Francisco Javier Vásquez Atencio*

No debería valerse y menos hoy, que se sigan alimentando guerras internas y externas, asfixiando la economía, causando muertes por doquier, desplazamientos forzosos y hambrunas; además de continuar soportados en mundos de mentiras, amenazas y ocultamiento de los verdaderos peligros que nos acechan, como son entre otros, la guerra y la amenaza nuclear; y, la contaminación y el calentamiento global, graves los cuales individualidad y conjuntamente para la humanidad.

La guerra en Ucrania está arruinando la economía de la UE; y mientras, la industria armamentística y corporaciones energéticas obtienen grandes ganancias, con USA a la cabeza; pero también los norteamericanos empiezan a mostrar su descontento con el gasto militar para financiar esa guerra, lo que ha generado un rechazo más generalizado en Europa; y surgir el temor entre los estadounidenses de verse perjudicados por el suministro de gas a Europa, en el sentido que peligren sus reservas y no estén cubiertas sus necesidades.

Mientras la ciudadanía sufre estas preocupaciones, los intereses económicos detrás de la guerra presionan por mantenerla en el tiempo e incitan a su recrudecimiento y al boicot de cualquier atisbo de negociación. La provocación eleva la tensión ante las amenazas de utilizar armas nucleares. Algo inadmisible y grave, al poner ello en juego el porvenir de la humanidad. Nadie tiene derecho a utilizar armas nucleares, sean de quien sean, ni a jugar con la vida humana. Amenazar descalifica para gobernar y utilizarlas generará un invierno nuclear de impredecibles consecuencias. Estamos anestesiados como si nada pasara. Nada que protestamos ni forzamos la negociación ni el desarme nuclear. Una arremetida nuclear generara tal problema que sus efectos sobre la naturaleza ponen en peligro a todo el planeta. Requiere esto de la negociación diplomática hasta alcanzar una solución equilibrada.

Igual problema lo es el calentamiento global y sus consecuencias que agotan los recursos en el planeta y ya empieza a ser causa de tensiones y luchas. La humanidad dice la Organización de las Naciones Unidas -ONU-, tiene una opción: cooperar o perecer. El pacto de la solidaridad climática o un pacto suicida colectivo». António Guterres, nos dice que «Se avecina el caos climático y debemos responder a la señal de socorro del planeta con iniciativa: una acción climática ambiciosa y creíble; ese caos supone que se avecinan sequías y lluvias torrenciales preocupantes, pero también muertes por desnutrición, malaria, diarrea y estrés por el calor».

Petter Taalas, afirma que por los gases de efecto invernadero las temperaturas de la Tierra en los últimos 8 años fueron más cálidas, los impactos peores y estamos alcanzando los 1,5ºC de aumento del Acuerdo de París. Preocupa el derretimiento de los glaciares que aumentará el nivel del mar. La Organización de las Naciones Unidas -ONU- ha dicho basta a las grandes corporaciones y establece una guía de estándares que deben reunir los planes de acción voluntarios de las empresas para evitar el llamado «lavado verde» y cumplir cero emisiones netas, sin enmascarar el consumo masivo de combustibles fósiles. Ese encubrimiento tóxico podría empujar a nuestro mundo al precipicio climático.

António Guterres, habla de tolerancia cero frente al lavado de imagen de empresas, ciudades y otros sectores que se autoproclaman libres de carbono. Hay que abstenerse de compensar las emisiones en el mercado, de presionar a las Administraciones para socavar las ambiciosas políticas gubernamentales sobre el clima, y urge establecer un control férreo de las energéticas, que están contaminando el triple de lo que declaran. O decimos basta o quedamos desbastados.

*Administrador de Empresas. Especializado en Recursos Humanos. Especializado y Magister en Gerencia Social. @franvasquez06. francisco.vasquez.atencio75@gmail.com

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