MÉDICO HERNANDO RAFAEL PACIFIC GNECCO

Por: Hernando Pacific Gnecco*

La historia es cíclica. Terminada la Segunda Guerra mundial, la pobreza campeaba en toda Europa; la bicicleta era el principal medio de transporte y algunos ciudadanos, más acomodados, tenían una motocicleta; los autos no estaban al alcance de la mayoría. Aparecen entonces los microcoches como una solución para suplir la necesidad de mejor transporte. Con el tiempo, el tamaño de los autos fue creciendo, y distintas marcas y modelos se tomaban calles y carreteras; Occidente se recuperaba económicamente.

¿Qué caracteriza a un microcoche? Básicamente, sus reducidas dimensiones, y peso, diseño minimalista, motores de bajísima cilindrada, potencia y consumo, y de uso urbano casi siempre, en varios países europeos pueden conducirse sin licencia. Con el incremento del tráfico y reducción de los espacios de estacionamiento, los minicoches han regresado, pero otras especificaciones ambientales y de seguridad que obligaron a rediseñarlos. Hoy, además, los motores de dos tiempos no se pueden usar. Los hay eléctricos de potencia similar a los de combustión.

En las décadas de los 50 y 60, se hicieron presentes, además de las empresas automovilísticas europeas, fabricantes de motos, aviones, barcos o maquinaria agrícola que, con gran derroche de imaginación y pocos recursos producían vehículos ligeros, ingeniosos, muy básicos, de baja potencia y mínimo consumo, suficientes para moverse en las ciudades y sus alrededores. También hubo furgonetas que contribuyeron a la reactivación agropecuaria. El auge de los microcoches ayudó a recuperar a la industria europea, inclusive la de los países soviéticos. No todos fueron afortunados y pocos ganaron gran popularidad. Algunos sobreviven y son costosas reliquias, autos de culto. Desafortunadamente, casi todas las fábricas de microcoches cerraron sus puertas para siempre.

Mientras tanto, Estados Unidos nadaba en dinero y sus carros eran enormes, potentes, lujosos, de diseño atractivo y enormes consumos de combustible. La crisis del petróleo de 1973 cambió drásticamente las proyecciones de los fabricantes; los hasta entonces despreciados autos europeos y japoneses pasaron a comandar las ventas mundiales. Incluso, la industria automovilística estadounidense tambaleó y se lanzó a fabricar autos pequeños, con poca fortuna. Los pequeños coches extranjeros se imponían.

De Italia salió una de las ideas más originales: el Isetta, diseñado por Iso, que terminó siendo uno de los autos más inspiradores. Tenía forma de huevo, puerta de acceso frontal en la cual iba el volante articulado, un pequeño motor de moto colocado entre las dos ruedas traseras, de poca distancia entre sí; el Isetta albergaba dos pasajeros. Muchos fabricantes acogieron ese diseño; BMW se salvó gracias a este minicoche. El Biscúter, diseñado por el ingeniero aeronáutico francés Gabriel Voisin, era la mínima expresión posible para un auto de dos pasajeros; era considerado el ejemplo de lo imprescindible. Su carrocería se fabricó con el aluminio desguazado de los aviones, tenía un motor monocilíndrico de dos tiempos, sin reversa; cuando se requería dar marcha atrás se podía levantar fácilmente para orientarlo. Los bromistas, que le decían “sin sin”, afirmaban que lo adquirían personas sin dinero para comprar un carro y sin valentía para comprar una moto. El Goggomobil era muy popular; le cabían 4 personas, tenía motor trasero de 2 tiempos, y cumplía su misión en esas épocas de escasez. Los diseñadores y fabricantes de Vespa trasladaron de Italia a Francia la producción de su nuevo diseño, el Vespacar 400. Considerado tope de gama, tenía un bonito diseño y distintas versiones incluyendo un descapotable. Contaba con motor trasero, freno de mano y estrater, tenía dos plazas y un pequeño espacio posterior para un niño o una pequeña carga. Alcanzó a preocupar a la Fiat, que arrasaba en ventas; la principal fábrica italiana presionó muy duro en el mercadeo, y prácticamente lo hizo desaparecer del mercado. Messerschimitt, fabricante de aviones de combate, irrumpió con dos modelos: los KR 175 y 200; muchos detalles en su diseño y accesorios fueron tomados de los aviones, como la cúpula de policarbonato y el timón era un manillar. Esos minicarros eran inspiradores y populares. 

*Médico Cirujano. Especializado en Anestesiología y Reanimación. Docente Universitario. Columnista

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