Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Importará siempre, lo que debe estar presente en todo ámbito social y gubernamental, que los menos favorecidos por la fortuna, quienes viven en condiciones infrahumanas, de marginalidad, segregación o discriminación, deben ser los primeros en ser atendidos en todo proceso que ver tenga con el integral desarrollo social y humano de los pueblos. Son personas que sufre de manera permanente momentos de angustia, e impelidos se ven, sin que ello sea justificar actuaciones y acciones reprochables por sí mismas, a participar, como en efecto muchos de ellos lo hacen, generando manifiesta inseguridad que ponen fuera de control, saqueos, incremento de las violencias y demás otros desmanes, aspectos que requieren de fondos, que bien y mejor pueden provenir de la reducción de muchos de los gastos operativos gubernamentales.
Demostrar todos que los gobiernos deben tener la capacidad, como también la voluntad para estar prestos a toda situación que lleve a la de indignidad humana y reaccionar para que ello no más suceda, proveyéndolos de los necesarios recursos que bien y mejor puedan evitar los desatinos a los que muchas veces llegan motivados por la desesperanza y falta de medios para satisfacer sus necesidades básicas y familiares, soluciones que no pueden seguir estando solo, como en pretéritas épocas, en el catálogo de las buenas intenciones y de las promesas irrealizables.
Actuar bien gubernamentalmente hablando, es velar por la gente en todas sus formas, rendir cuentas, así como actuar con honestidad, honradez, honorabilidad y transparencia, lo que fortalece y profundiza la democracia, limita la ilegalidad, salva en mucho a la patria de la corrupción y permitirá que podamos volver a brillar y sean luminosas las generaciones por venir, especialmente en los momentos mayormente significativos en la vida de la nación.
Tenemos que trascender significativamente, como si de un imperativo categórico se tratase; y, de contera, considerar los avances en todos los sentidos como una responsabilidad y compromiso irrenunciables de todos nosotros, mismos que habremos de desarrollar con sentido de pertenencia y con el proverbial sentimiento de altruismo que nos asiste cuando nos embarga la tragedia; y, es trágica la situación que en muchos aspectos vivimos, pero que la de seguro estoy saldremos avante.
Los nuevos gobiernos tienen que ser capaces de darse a oportunidad de enmendar en gran medida el cúmulo de errores y corrupción provocados durante decenios, hacer de sus territorios espacios de promisión, lo mismo que escenarios donde desaparecida sea la división social, se fortalezca y profundice la democracia. Alentar la ayuda de la sociedad civil organizada para que demuestre su disposición a obedecer los derroteros presidenciales mejores y a poner algo más que su grano de arena para seguirnos potenciando como la patria que debemos ser. Es actuar bajo los principios rectores del humanismo político, entre ellos la subsidiariedad, que implica que las entidades todas, especialmente las mayores, tomen las responsabilidades que le correspondan, para que nada sea ni resulte evidentemente insuficiente, inexistente ni incierto.
Requiere el país para sus poblaciones desde sus regiones, clara y categóricamente, planes de acciones realistas, llamar a la unidad, ideas e iniciativas solidarias, promulgar igualmente, en contexto de principio humanista político, convocarnos a la permanente reactivación económica en ruta de progreso, desarrollo y crecimiento, que marquen, junto con cuchas otras, sendas de posibilidades para enfrentar el reto de encarar el porvenir con espíritu de unidad desde lo local a lo nacional. saulherrera.h@gmail.com
*Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual