Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Debe invertirse más en la juventud, acentuar prioridades y esfuerzos en su entendimiento, comprensión y diagnóstico, a fin de ser enmarcadas sus necesidades en propuestas de orden político ambientadas en serias políticas públicas, en la verdad que preocupa el desarrollo de sus capacidades, talentos, aptitudes, actitudes, participación ciudadana, protagonismo en el desarrollo, protección a sus riesgos, inclusión social, empleo, trabajo, emprendimiento, productividad, competitividad; y, la afirmación de sus múltiples identidades, en lo que importa articular, cotejar, armonizar información actualizada y acudir a las narrativas que necesarias sean para permitirnos intuir, percibir, vislumbrar lo que pasa dentro y fuera de ellos.

Interesa en este aspecto, dado que la juventud, quiérase o no, es el porvenir, mismo que debe ser auspicioso, establecer observatorios que permitan monitorear las múltiples variables que entrañan en lo sociodemográfico y socioeconómico, lo que importa aunar a investigaciones y publicaciones sobre empleo juvenil, embarazo adolescente, migración de jóvenes, juventud afrodescendiente, capacitación, charlas, conferencias, seminarios, cursos, talleres y demás, sobre los diversos temas que de una u otra los afectan.

Se impone su comprensión integral como fenómeno, en la convicción que constituyen la edad crítica en la reproducción o reversión intergeneracional de las desigualdades que inquietan la inclusión y exclusión social de las sociedades, además de ser el eslabón cierto entre el hoy y el mañana; y, es la expresión de solidaridad intergeneracional que tendrá que enfrentar los desafíos que impone el cambio estructural con igualdad y sostenibilidad ambiental. Urge sin duda ese cambio, esa transformación, en la forma de producir, trabajar e innovar que requiere el protagonismo de la juventud; toda vez que deberán aportar sus capacidades para absorber y difundir el progreso técnico y emprender saltos inéditos en las formas de crear, causar, generar, organizar y comunicar.

Definitivamente invertir en la juventud es estrategia esencial para dar sostenibilidad y potenciar cambios y transformaciones estructurales, al ser la que puede traducir capacidades en incrementos en la productividad con inclusión social; saldar la brecha crítica de atraso en conocimientos y en el uso de talentos para recrear la matriz productiva, ampliar oportunidades de empleo, trabajo y enriquecer nuestras democracias, por lo que deberá compenetrarse con el uso de las nuevas tecnologías en su vida cotidiana en los espacios de la comunicación, la información y el aprendizaje; esencial en el camino hacia sociedades de información y conocimiento, revolución tecnológica y nuevas trayectorias que permitan armonizar crecimiento y sostenibilidad ambiental.

El cambio tecnológico es claro que tiene entre sus tarea asumir una orientación donde los aumentos de productividad armonicen con las prioridades ambientales, puesto que hay amenazas muchas a este tenor, así como de orden climático; de ahí que invertir en juventud implique ir por quienes están más dispuestos a orientar los cambios productivos en un sentido consistente con los desafíos que se plantean del mediano al largo plazo; y por cuanto los cambios demográficos nos llevarán al envejecimiento, aumentando la urgencia de contar con generaciones activas más productivas, además que hay una disminución de la población infantil y un aumento de la población en edad de trabajar, lo que obliga invertir en las capacidades de las nuevas generaciones.

Ante lo expuesto y respecto de un envejecimiento poblacional cada vez mayor, los jóvenes tendrán que ser más para sostener los costos de la población mayor, lo que hace importante y urgente, como le he sostenido, invertir en las capacidades de la juventud, para que su productividad contribuya a mantener un sistema donde la pirámide de edades tienda a invertirse, y por cuanto se impone romper la reproducción intergeneracional de la desigualdad y la abominable exclusión social, modo para avanzar bien y mejor en cuanto a equidad e igualdad de oportunidades, fundamento ético por el que apostamos para las sociedades de mañana y por cuanto la inclusión social, en el tránsito entre generaciones y a lo largo del ciclo de vida, es indispensable para abatir los terribles costos que la exclusión multiplica en términos de violencia, criminalidad, fragmentación social y crisis de gobernabilidad en las sociedades, en lo que la juventud no puede esperar, requiriendo en consecuencia espacios para desarrollar potencialidades, perspectivas para su movilidad social, ocupacional y mecanismos para fortalecer participación y pertenencia.

De otra parte, los cambios políticos y las redes sociales llevan a nuevas formas de movilizarse y organizarse, nuevos soportes para la deliberación pública y tremendas posibilidades de reencantar la política con la renovada participación ciudadana, que los ha puesto de nuevo en la escena pública y en la política de manera virtual y presencial, lo que marcará sin duda el destino futuro de todos.

*Rubén Darío Ceballos Mendoza. rubenceballos56@gmail.com -Jurista

TEMA ENLAZADO: MANIFIESTO POR LA JUVENTUD (II)

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