Por: José Luis Ávila*
¿Fiesta de estereotipos o puente cultural entre México y Estados Unidos?
EL PAÍS conversa con la escritora, poeta y académica mexicana sobre las distintas lecturas de una celebración que tiene mucho que ver con los dolores de la migración. Cada Cinco de Mayo en Estados Unidos la fiesta tiene un motivo: México. Se conmemora el triunfo del desaventajado ejército mexicano frente a las tropas francesas en la Batalla de Puebla de 1862, cuando el emperador Napoleón III pretendía apoderarse del territorio de la ex colonia española e imponer a Maximiliano de Austria como gobernante. Las tropas comandadas por el general Ignacio Zaragoza ganaron la batalla, pero no la guerra. Maximiliano se convirtió en emperador de México hasta que el país logró recuperar su independencia tres años después.
Es un hecho histórico que tiene un fuerte mensaje antiimperialista abrazado por los mexicanos nacidos o inmigrantes en Estados Unidos a mediados del siglo XX. El tiempo pasó, y distintos factores hicieron de esta efeméride una fiesta bicultural, que hoy también está impulsada por las fuerzas del mercado. Bloomberg publicó que ese día las ventas de cerveza superan los 745 millones de dólares, y no cualquiera, cerveza mexicana. También 68.5 millones de toneladas de aguacate se venden para preparar guacamole.
Este acontecimiento de los mexicoestadounidenses no ha estado desprovisto de polémicas porque en años recientes ha aumentado la animosidad política en torno a la inmigración. Los no latinos que se suman a la celebración muchas veces lo hacen promoviendo estereotipos o mofándose de la cultura mexicana. En 2017, se celebró en la Universidad de Baylor (Texas) la fiesta Cinco de Drinko, a la que los estudiantes asistieron disfrazados de sirvientas y trabajadores de la construcción. También son varios los programas de la televisión estadounidense que han sido señalados por difundir comentarios o representaciones fuera de lugar. Se ponen un poncho, un sombrero y una margarita en mano para caricaturizar a México. En este sentido, analizamos el tema con la académica, escritora y poeta, Zyanya Mariana Mejía, maestra en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctora en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana.
Pregunta. ¿Cuál es el verdadero origen de la festividad del Cinco de Mayo en Estados Unidos? Respuesta. Después de la guerra, el movimiento chicano influyó en ‘Tin Tan’ y este en el movimiento. Su traje de pachuco va a regresar a Estados Unidos como una identidad mexicana. En los años 60, se produce otro movimiento chicano muy importante, registrado en varios cómics, que se va a extender hasta los 70. El recuerdo de la batalla de Puebla como una festividad muy importante está vinculada a estos movimientos que ocurren del otro lado de la frontera, por eso en México no es relevante.
P. ¿Cómo se vincula el éxito de la cerveza Corona en Estados Unidos con el posicionamiento de la fiesta del Cinco de Mayo en Estados Unidos? R. En los 80, los Estados Unidos cambiaron su economía. Comienza la globalización, que alcanza su apogeo en los 90. Ello implica que el mercado comienza a hablarle a una serie de minorías y exaltarlas. Ocurrió un fenómeno muy interesante. No tengo un libro al respecto, pero he podido constatarlo en otras expresiones de la cultura pop. Los norteamericanos para desplazar a las comunidades afroamericanas ensalzaron a los hispanos. Desde el punto de vista económico, el grupo más poderoso de la comunidad latina en Estados Unidos es el mexicano. Todo esto tiene que ver con la fiesta del Cinco de mayo y su relevancia.
P. Sin embargo, en los últimos años la fiesta del Cinco de Mayo ha generado toda clase de antipatías hacia lo hispano en Estados Unidos… R. Estoy convencida que lo simbólico tiene raíces económicas. Obama trató de incluir a los mexicanos, y lo digo entre comillas porque fue el presidente que más mexicanos deportó. No lo hizo en el discurso, pero sí en términos fácticos. Trump, por su parte, sí tuvo una línea discursiva en contra, pero los expulsó en menor medida, aunque de forma simbólica eliminó el español de toda la comunicación oficial de la Casa Blanca. La última academia de la lengua castellana que se funda en América fue en Estados Unidos porque es el segundo idioma que más se habla en ese país. Si consideras que los hispanos nos reproducimos más que los Wasp (como se le conoce al grupo de blancos anglosajones y protestantes de clase alta estadounidense), y le añades que muchos estadounidenses jóvenes están viviendo fuera del país, en México y toda América Latina porque aquí tienen mejor calidad de vida, quienes se quedan son una población que no quiere a los blancos. La política de persecución hacia estas minorías responde mucho al miedo de ser desplazados culturalmente por eso atacan los símbolos de lo hispano.
P. ¿Hablamos de racismo? R. La cultura Wasp, la cultura europea y la cultura occidental en general tienen a valorar la seriedad. Hay que recordar que en la Edad Media, reírse era una cosa de niños idiotas y de locos. La gente valiosa no se reía. Pero qué crees, en México nos reímos hasta de la muerte. Tenemos ideas muy diferentes de lo que es la risa o a la seriedad. Por otro lado, en la serie Modern Family, el personaje de Sofía Vergara es el arquetipo de lo que piensan los norteamericanos y la cultura Wasp de los latinos. Las mujeres tienen curvas y son más inteligentes que ellos, aunque no sepan hablar bien inglés y sus familiares sean narcos. Crear este arquetipo de manera mediática te dice que sí son racistas, pero están siendo avasallados por la cultura hispana. El personaje de Sofía Vergara es el arquetipo de lo que piensan los norteamericanos y la cultura Wasp de los latinos. Las mujeres tienen curvas y son más inteligentes que ellos, aunque no sepan hablar bien inglés y sus familiares sean narcos. Crear este arquetipo de manera mediática te dice que sí son racistas
P. Entonces, ¿la fiesta del Cinco de Mayo podría leerse como una conquista de la cultura mexicana en Estados Unidos? ¿Ha producido un puente entre ambos países? R. Un puente, no. Con la llegada de López Obrador hay un reconocimiento con bemoles, contradicciones y claroscuros, de estas minorías mexicanas que tienen el deseo de regresar al país como ‘vencedores’. No se volvieron gringos, aunque ya no son mexicanos tampoco. Es muy curioso. No se asumen como Wasp, pero se sienten más cercanos a México. Por eso subieron las remesas, y fiestas como las del Cinco de Mayo se han vuelto tan relevantes. Sin embargo, tienes a la banda enfrentándose a la gentrificación en Mazatlán, o en la colonia Roma de la Ciudad de México, ya se dice: “Si quieres que acabe la gentrificación, ponle más chile a la salsa”. Existe la necesidad de recuperar una intensidad que la cultura Wasp no puede soportar, y la fiesta del Cinco de Mayo es de una intensidad brutal. El escritor chileno Roberto Bolaño, que llegó a vivir en México, decía que la cultura mexicana es muy vital y de allí su relación con la muerte. Quizás eso también tenga que ver.
P. ¿Asociar la fiesta del Cinco de Mayo con la borrachera y el baile forma parte de una falsa moralidad? R. Los franciscanos señalaban a los mexicas de honrar la pobreza porque fueron incapaces de ver la austeridad bélica. Goethe cuando estuvo en Italia dijo que la sensualidad de los italianos le encantaba y le aterrorizaba a la vez. Creo esta es la misma lógica de los norteamericanos. No es la primera vez que ocurre. Colón deseaba los cuerpos desnudos de los indígenas, pero los acusaba de caníbales. La cultura Wasp desea y teme a la cultura hispanoamericana. Estoy convencida que la fiesta del Cinco de Mayo, que va de convocar a los mexicanos nacidos en Estados Unidos o inmigrantes, es una forma de decir ‘estamos vivos’ a pesar de los muertos que dejé en el desierto. Al mexicano no le importa mucho lo que esté festejando porque sabe que la fiesta es transitoria. Si se llama 15 de septiembre, Cinco de Mayo, Día de Muertos, no nos parece importante, lo relevante es el ritual, este sí es eterno.
P. ¿Fiestas como las del Cinco de Mayo se convierten en formas de reivindicar el duro golpe de la migración? R. Confucio decía que la salud de una sociedad radicaba en darle sentido a sus rituales. Para el mexicano beber y bailar es regenerar los lazos sociales, los vínculos con la comunidad, incluso solucionar lo que haya que solucionar, por eso muchas celebraciones terminan en pleitos. También la fiesta está asociada al capitalismo, la venta de cerveza y comida mexicana, pero nuestra cultura no necesita expresarse en Estados Unidos a través de una fiesta. Los restaurantes más caros de ese país son mexicanos. Hemos alcanzado un nivel de notoriedad que ya no necesitamos de una efeméride. De todas todas, la relación de Estados Unidos con México es muy ambivalente. Hay una idea de cultura vieja que ve al joven nuevo, que económicamente es más fuerte, pero no mejor que tú.
P. ¿Qué opinas de los miles de estadounidenses que se están mudando a México? R. La mayoría de estos nómadas digitales quieren vivir en México, pero sin mexicanos. La cultura Wasp, sobre todo la generación que vino después de la caída del Muro de Berlín, se ve así misma, como la única potencia y la mejor, pero crecieron y se dieron cuenta que la economía de su país ya no es la misma. Se mudan a la Roma para vivir como en Brooklyn, pero sin que les cueste como en Brooklyn. No les interesa la cultura sino perseguir un nivel de vida que ya no pueden tener en Estados Unidos y creen merecer. Si no aprenden a vivir y respetar la cultura de los mexicanos, habrá enfrentamiento. La gente está dejando de ir a la Roma o la Condesa porque ya no parece México. Hay mucho hartazgo.
*Periodista. Redactor. Columnista. Ha realizado trabajos para El País, Telemundo, Vogue, Gatopardo, El Nacional y Exceso.