JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

Ante los cambios y transformaciones de orden múltiple, como permanente, constante y continuo del mundo, se impone, ya que se requiere y necesita un liderazgo cierto desde la inteligencia colectiva, lo que traduce avivar y hacer valer el conocimiento, experiencias y las diferentes perspectivas que ofrece la diversidad. Desde esta focalización, el líder genera soluciones únicas y creativas que por sí sólo no podría alcanzar y le ayuda a evitar caer en lo que se conoce como miopía sistémica, es decir, pasar por alto aspectos cruciales de la organización, que pueden afectar a la toma de decisiones y por tanto a los planes estratégicos y al resultado esperado de los mismos.

Hay distintos niveles de aplicación de la Inteligencia Colectiva que son desafiantes y aplicables según objetivo e intención, lo que nos dice que el director de una organización puede aprovecharse de la inteligencia de su equipo de dirección con estrategias que van de arriba abajo, y las decisiones y objetivos que se establecen, se transmiten a los niveles inferiores de la organización para su implementación; estrategia que obviamente tiene su sentido y utilidad, no es la más retadora de la perspectiva de la inteligencia colectiva, pero sí la más recurrente en muchas organizaciones.

Es sin duda alguna más desafiante para el director y su equipo, adoptar un enfoque de abajo hacia arriba, lo que implica escuchar inquietudes, propuestas e iniciativas de los niveles inferiores, para ser posteriormente elevadas al equipo directivo. Podemos en consecuencia elevar el nivel del reto con estrategias que incluyen la máxima diversidad y la inclusión, incorporando personas de la organización con diferentes funciones, responsabilidades, áreas y funciones, que de alguna manera van a representar la totalidad de la organización.

Estas estrategias tienen su momento y su razón de ser, pero estas dos últimas tienen como beneficios el mayor sentido de pertenencia que genera una responsabilidad compartida, crea un mayor compromiso con la organización y es un reconocimiento de la sabiduría colectiva existente. Yendo un poco más allá, es claro que se pueden incorporar estrategias que escuchen a aquellos que están fuera de la organización como proveedores, clientes y demás otros agentes que sin ser parte la organización la influyen.

Hoy por hoy el líder debe utilizar la inteligencia o sabiduría colectiva como parte de su estrategia empresarial, lo mismo que enfrentarse a las incertidumbres con una constante disposición a cuestionar sus propios supuestos, lo que implica pasar de una mente individual a una colectiva, vale decir hacer partícipes la organización o equipo. Entraña todo lo cual una actitud de sencillez por parte de los líderes que rompe con el denominado apartheid creativo, que es creer que únicamente los altos directivos tienen buenas ideas.

Interesa hoy, repito, un líder con una actitud sencilla, de cero ego donde protagonismo y liderazgo se comparten, posibilitando pasar del yo al nosotros, lo que hace al líder un agente transformador en positivo que tiene como objetivo crear contextos fértiles para que emane la inteligencia colectiva de la organización.

*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación, Evaluación y Gerencia de Proyectos de Desarrollo. Columnista

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