Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

La corrupción y los conflictos sociales que actualmente se enmarcan en la inseguridad, mediante las distintas formas de violencias urbanas y rurales, son evidentes síntomas de que vivimos en un país descuadernado. De tal forma que ellas hoy siguen afectando la tranquilidad y las esperanzas de los colombianos que apoyaron electoralmente las propuestas de Petro, de cara a la capacidad o no, que se supone tiene el presidente para liderar y consolidar sus reformas, pero con preocupación observamos que aquella confianza depositada en él, parece que se está perdiendo de conformidad a como se viene desempeñando el actual mandatario. Sus frecuentes y hasta recurrentes salidas en falso, posibilitan y facilitan a sus detractores, a que arrecien con sus críticas al gobierno, degradando día a día, las expectativas que se tienen sobre su manejo y resultados.

El presidente, ministros y demás altos funcionarios de esta administración, concurren en promover, adelantar y defender ante el Congreso, las múltiples iniciativas de reformas sociales, económicas y políticas, puestas a consideración de la población colombiana. Pero al margen de los intereses particulares existentes en torno a los beneficios de los que gozan aquellas esferas privilegiadas, que han gobernado y detentado el ejercicio del poder burocrático durante décadas, que como es apenas obvio, se oponen a ellos, sin embargo, se observa que algunos sectores partidistas están dispuestos a considerar, ceder y conciliar el reconocimiento de lo que ahora llaman: cambios para mejorar, como acontece con las propuestas alternativas presentadas en contra de las discutidas reformas de la salud, laboral y de pensiones, que son las más cuestionadas especialmente por parte de los gremios industriales, de empresarios y comerciantes.

Retomando alcance del presente titular: “LAS PROPUESTAS DE CAMBIOS PARA UN PAÍS DESCUADERNADO”, es indiscutible que Colombia por una parte, se halla en medio de una crisis generalizada de valores éticos en lo público y privado, por cuanto por todos lados se conocen hechos de sobornos, en su mayoría en curso de investigaciones que nunca arrojan castigos ejemplares para los culpables; de otra parte, ante la impunidad y la violencia irracional de bandas criminales de toda clase, las continuas masacres a la que asistimos inermes como testigos o víctimas, sin que el Estado logre de forma convincente y al menos eficiente, mantenerlos a raya o someter a los delincuentes y demás actores del conflicto, donde los insurgentes se dan el lujo de desestimar sus propuestas de paz. Son hechos en los que también tienen cuota de responsabilidad, las clases políticas dominantes, que se han aprovechado, por ejemplo, de los desplazamientos campesinos para acceder a sus tierras mediante maniobras ilícitas. Haciendo que la institucionalidad y la democracia misma pierdan su sentido persuasivo y alarmados, vemos como se incita a salidas dictatoriales como las que se vienen promoviendo desde diferentes grupos radicales de derecha.

Ante la presente panorámica, como señale en mi artículo anterior titulado: “PELIGROS DE LAS DESIGUALDADES ECONÓMICAS, POLITICAS Y SOCIALES”, que concluí diciendo: “Recuerdo para aquellos lectores que me señalan como defensor a ultranza del Pacto Histórico y desafían a que les muestre, enumere y sustente cada uno de los logros de PETRO hasta hoy, exigiendo pruebas de resultados inmediatos, pero olvidan sin embargo, que la mayor parte de los conflictos socioeconómicos que padecemos, obedecen a… problemáticas que no han sido resueltas por décadas de gobiernos tradicionales, como el desempleo, la informalidad laboral, la desigualdad y la pobreza extrema en que se hallan las regiones llamadas de la Colombia profunda. Entonces mí obstinada o ingenua respuesta para ellos es: ¡Amanecerá y veremos!” Para ver si el presidente será capaz de lograr disminuir las vergonzosas desigualdades y pobreza de la población colombiana, que finalmente es el objetivo de todas las reformas sociales de cambios que viene impulsando.

Entonces me atrevo a sugerir, que tengamos paciencia y no rechacemos a priori las propuestas de cambios sociales, pese a que asistimos los mismos comportamientos que antes se condenaban.

*Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. rafaelrobles12@hotmail.com

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