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Por: Jesús Alberto Angulo Perea*

Vivimos en un mundo cada día y cada vez mayormente interconectado, con lo que las amenazas cibernéticas se vuelven en igual medida una preocupación constante. Desde el phishing hasta el ransomware. Hoy por hoy, marcados estamos por la interconexión global y el predominio digital como lo demuestran los recientes incidentes cibernéticos que han sacudido profundamente el panorama corporativo. De la misma manera, la banda BianLian y ALPHV han evidenciado la vulnerabilidad de sistemas robustos al infiltrarse en entidades como Air Canada y sistemas judiciales en Florida. El ataque a Simpson Manufacturing refuerza la urgente necesidad de fortalecer sí o sí nuestras defensas digitales.

El mundo, bueno es insistir en ello, está cada vez más interconectado, y con ello, las amenazas cibernéticas son un desvelo inmutable. Desde el phishing hasta el ransomware, estas amenazas evolucionan sin cesar y ponen en riesgo no solo a empresas, sino también a gobiernos y desde luego a la sociedad en su conjunto. Los ciberataques representan una invasión a la privacidad y pueden desencadenar pérdidas financieras enormes y poner en peligro la seguridad nacional, realidad que adoptar una postura proactiva, lo que es tanto esencial como vital. Igualmente, la implementación de Servicios de Operaciones de Seguridad – SOC es también eminentemente fundamental. Estos servicios ofrecen una vigilancia constante y una respuesta inmediata ante posibles amenazas, reduciendo así el impacto de los incidentes.

Educación y concienciación en seguridad cibernética son esenciales. Los usuarios deben comprender las prácticas seguras en línea, desde el manejo de contraseñas robustas hasta la identificación de correos electrónicos o enlaces sospechosos. El factor humano sigue siendo una de las vulnerabilidades más explotadas en los ciberataques, por lo que la formación resulta crítica a todas luces, además e impostergable.

Importancia tiene también la colaboración entre los sectores público y privado, esencial para contrarrestar dichas amenazas; y, el intercambio de información sobre vulnerabilidades y amenazas puede fortalecer nuestras defensas colectivas; cooperación que debería generar políticas más efectivas y estrategias de seguridad más robustas, en ruta a su control.

De igual manera, la respuesta a los incidentes, sean cuales fueren, debe incluir una revisión a fondo de los protocolos de seguridad y análisis forense para prevenir futuras vulnerabilidades; contexto este que enfatiza la importancia de tomar en serio la ciberseguridad y estar preparados para responder con eficacia.

Enfrentar estas crecientes amenazas, requieren de estrategias integrales. Solo a través de una combinación de Servicios de Operaciones de Seguridad – SOC, educación en seguridad cibernética y colaboración entre sectores, podremos mitigar riesgos y proteger nuestros activos digitales; compromiso conjunto que garantizará en gran medida la seguridad de nuestra información, infraestructura y sociedad en general, en la afirmación y certeza que la seguridad digital no es una opción, sino una necesidad inmediata, fundamental y cierta.

*Ingeniero de Sistemas. Especializado en Auditoría Forense. Asesor y Consultor Forense.

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