Por: Iván Meneses- Periodista.
La pandemia del coronavirus desde su llegada al mundo en el año 2019, no solo ha afectado la salud y cobrado la vida de miles de personas, sino que también ha afectado la economía mundial; dejando en quiebra a grandes y pequeñas empresas.
En las distintas ciudades de Colombia vemos reflejado los efectos del covid – 19: microempresas quebradas y la delincuencia que se ha desatado ferozmente por el desempleo , y por supuesto ha aumentado los negocios informales. Sin embargo este último los colombianos no pudieron ejercer, por los decretos como toque de queda, ley seca, pico y cédula, impuestos por parte de los alcaldes y gobernadores de las ciudades y departamentos con el fin de frenar la propagación del virus.
En Barranquilla, una de las ciudades más golpeadas por el Covid-19 en todas las áreas vive su propio calvario: los comerciantes se han visto afectados, hasta el punto de llegar tomar la decisión de cerrar las puertas de sus negocios y trabajar en la informalidad.
En la calle 44 en pleno centro de la ciudad, el señor Elder Fernández, oriundo de la ciudad de Valledupar, Cesar lleva más de 35 años viviendo en la capital del Atlántico, dedicándose a la venta y reparación de relojes. En una entrevista a este medio el señor Fernández nos manifestó que, la situación del país es caótica y cada día esta grave, tanto por la pandemia como por la falta de oportunidad de trabajar libre y dignamente.
“El vallenato”, como es conocido por sus compañeros y colegas en el centro, afirma que durante la cuarentena, le llegó su hora de la verdad: afirmando también que llegó a pensar en cerrar definitivamente el puesto de reparación y venta de relojes para dedicarse a otro oficio o trabajo para así poder sacar adelante a su familia, llevándole el pan diario a la mesa.
La situación se tornó gris y acudió a una casa de empeño para empeñar (valga la redundancia) el televisor y otros electrodomésticos que tenía en su casa, para así sobrevivir durante los seis meses de cuarentena.
“En días malos, malos me ganaba 30.000 y en los días buenos me ganaba 80.000 mil pesos”. Puntualizó nuestro amigo Elder.