Por: Rafael Robles Solano*
Frente a los acontecimientos políticos de las últimas semanas, quienes todavía creemos en las diferentes propuestas del presidente, observamos alarmados y con cierta preocupación, como Petro, aparentemente está perdiendo el control y la maniobrabilidad de alguno de sus nombramientos y determinaciones institucionales, como acabó de suceder con el controvertido y precipitado cambio de tres de sus ministros, en los cuales mediaron evidentes desatinos de comunicación con ellos; las escandalosas y comprometedoras declaraciones de la expareja de su hijo mayor, junto al reencauche de los presuntos contactos no autorizados de su hermano, con líderes de carteles de las drogas y de repeso, la suspensiones decretadas por el Consejo de Estado y la Corte, sobre atribuciones extraordinarias para por ejemplo intervenir las tarifas de los servicios públicos domiciliarios. Parece que se le hubiera venido como se dice popularmente la noche al gobierno, porque además se han juntado en su contra adversarios y sectores aliados, para oponerse a las reformas de la salud, laboral, como de la aparente y utópica Paz Total, por citar las más sonadas.
Pero más allá de lo que puedan registrar las encuestas y los medios de comunicación, es evidente ver como se generalizan todas aquellas estrategias para invisibilizar su gobierno, mediante la difusión de versiones falaces, que distorsionan la realidad y calan en el imaginario social, creando incertidumbre y desconfianza en las actuaciones del presidente. Comienzan a escucharse declaraciones de dirigentes políticos opositores, quienes desde diferentes frentes ya están haciendo llamamientos a través de las redes sociales, con mensajes soterrados y explícitos a civiles, a los gremios, a la banca, a los militares, con sus reservas activas, a los trabajadores, etc., para alertar y convocar a todos aquellos que se sienten amenazados con el espectro (fallido) del castrochavismo y el socialismo del siglo XXI, a unir sus fuerzas y promover su renuncia inmediata o en su defecto, el derrocamiento del actual gobierno mediante un golpe de estado en caso de ser necesario. Entonces el gobierno se debate entre estos fantasmas y su realidad actual.
En medio la caótica situación descrita, es de temer que las fuerzas radicales de la derecha, que no se resignan aún a la pérdida del poder y sus privilegios, recurran de paso y para amedrentar a sus partidarios, cada vez a más acciones violentas, como instrumentos para rechazar y oponerse a la implementación de las propuestas reformistas del presidente.
Sorprende ver como los detractores de Petro, de sus seguidores y aliados, son calificados de comunistas que profesan ideas peligrosas para la estabilidad de la Nación, pues sostienen que se va a expropiar y acabar con la propiedad privada. Cuando lo que sucede en realidad, es que sus opositores, no entienden los alcances de su narrativa por el pacto social nacional y les temen a los cambios propuestos para implementar en el país condiciones que acaben con la inequidad, la pobreza extrema, los confinamientos, los desplazamientos causados por la violencia en el campo, en la Colombia profunda, etc.
De otra parte, no podemos dejar de señalar y advertir que estos escenarios conflictivos que estamos viendo y analizando, tienen de trasfondo, el que se busca ir preparando y asegurando espacios de cara a las venideras elecciones de octubre, donde se medirán las fuerzas de oposición contra las del gobierno. Finalmente concluyo indicando, que tampoco reconocen ahora sus contradictores aquellos indicadores económicos que ya comienzan a reflejar prometedores signos de recuperación.
* Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. rafaelrobles12@hotmail.com