Por: José Manuel Herrera Villa*
Tenemos como personas de bien la obligación de reivindicar la importancia de aportar certezas tanto materiales como relacionales en un mundo que va a la deriva, que vemos que va al garete. Estamos ante la necesidad, imperiosa necesidad, de tener y aferrarnos a nuestras raíces como redes que bien y mejor nos puedan sostener, en lo que cabe crianza, cuidados, comunidad y defensa de la familia, así se nos tilde de reaccionarios y de burgueses.
La reivindicación de la familia debe ser una de nuestras banderas prioritarias como personas, base para construir un mundo mejor y poner los pies en la tierra. La falta de certezas y la soledad no escogida fruto del individualismo extremo como base del capitalismo global debe combatirse con y desde la familia, cada cual con la suya, sin la asfixia moralizante de otroras calendas, pero con la red de apoyos y responsabilidades que merece como debe y tiene que ser.
Desde luego qué, si para algunos, desubicados tal vez, la libertad es hacer lo que egoístamente quiera hacerse, el claro que, tener familia y más aún defenderla es un retroceso, un atraso, una cortapisa a esas alas que nos permiten y facilitan alzar el vuelo el vacío. Ahora bien, para el resto de la gente, aquellas que es solidaria, responsable y empática, la familia es un espacio de socialización, seguridad, confianza, afectos, oportunidades, libertad, aprecio, vínculos, escucha, memoria, terceras oportunidades, vecindario, amistades, deberes y complicidad, como bien señalan catedráticos y expertos en esa especial asignatura.
Claro de todos modos es que La familia no debe sustituir al Estado, como tampoco el Estado debe reemplazar a la familia, a la colectividad, al clan, a la comunidad, a la tribu. Para ello, es fundamental, una apuesta ecológica que ponga la vida en el centro y rompa con el trabajo como centro productivista. Requerimos es un cambio de ejemplo que garantice en verdad las condiciones materiales para que todas las personas puedan vivir en libertad y convivir con la amabilidad imprescindible de sentirse parte de un proyecto común como la familia. La que construyamos tanto para refugiarnos como para poder volar, para que te sostengan y para que cuides, para aprender y desaprender, para tener memoria, crear e innovar.
*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría integral. Formulación y Evaluación de Proyectos de Desarrollo.