Por: Blaicer Moreno Ledezma*
La revancha de la juventud, normalmente apática en decir der algunos, o ciertamente excluida como sostiene otros, debe definitivamente participar activamente en todos los asuntos, especialmente los concernientes con la cosa pública, lo que impone sobreponernos con decisión, envergadura y sin desventaja, en ruta a construir un futuro sólido en las más de sus facetas.
Lidiamos con las consecuencias de muchas crisis y la gran dificultad para afrontar una transición digna hacia una vida autónoma, lo que no debe amilanarnos, a pesar que varios indicadores comprueban que hemos sido golpeados por la pandemia que aún no pasa del todo, siendo también cierto que preocupa el impacto en nuestros ingresos futuros, así como en la salud en general, educación y posibilidades de empleo y trabajo, lo que obliga a ser nosotros gestores directos de nuestro propio desarrollo y entender que nadie hará por nosotros lo que no seamos capaces de hacer por nosotros mismos, y en esa correspondencia importa participar con decisión en los asuntos públicos.
Tenemos que buscar la forma de obligar acciones concretas para mitigar estos efectos en nosotros, así como en temas de salud y educación. Se trata que impulsemos la necesidad de una verdadera política pública especialmente diseñada que tenga que ver con construcción de un porvenir en dignidad para los nuestros, soportado en la entrega de incentivos a empresas para prepararnos en profesiones y oficios y en el otorgamiento de becas integrales.
No podemos seguir más en precariedades, ni experimentando inseguridad financiera e incertidumbre para conseguir alojamiento, es decir, renta de una vivienda y mucho menos compra. No más seguir padeciendo intensas angustias, que contribuyen a la depreciación del capital humano y a la pérdida de redes profesionales. Al reducirse la movilidad de estudiantes, la ampliación de la brecha entre los diferentes niveles educativos que propician el riesgo que los jóvenes definitivamente abandonen la educación, lo que tiene sustento en mediciones que reflejan su baja confianza tanto en los gobiernos como en las instituciones públicas, y no somos aquí la excepción.
Elemento importante que enfatiza la crisis de las juventudes es su insatisfacción con los procesos democráticos y su descendiente confianza en los gobiernos. En términos concretos, el manejo, muchas veces ineficaz por parte de los gobiernos, es punto del declive en la confianza de los jóvenes y la entrada en esta etapa de la angustia y la desesperanza respecto de sus opciones oir venir.
Recuperación y resiliencia nos compete, superar las disparidades, ganar confianza, ir tras la búsqueda y procura de factores de satisfacción en deportes, cultura, esparcimiento, educación, alojamiento, empleo, trabajo y salud principalmente. En conclusión, trabajar en apurarnos para que esas falencias que acusamos no sean detonantes de crisis sociales, mismas que no pueden dejar de observarse, toda vez que pueden entrañar grandes riesgos de impredecibles consecuencias, traducidos en disturbios sociales de toda índole, lo que no conviene bajo punto de vista alguno.
* Blaicer Moreno Ledezma. morenoblaicer@gmail.com – Líder Juvenil. Dirigente Cívico. Empresario. Miembro de la Liga para el Desarrollo y la Rehabilitación Socio Cultural