Francisco Javier Vásquez Asencio

Por: Francisco Javier Vásquez Atencio*

La inequidad es concepto ético que implica una valoración de la desigualdad, desde algún valor o sistema de valores y el valor central para definir una desigualdad como inequidad es la justicia, de manera que la inequidad es una desigualdad considerada injusta. Desigualdad, por su parte, es esa condición o circunstancia de no tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor o forma que otro, o de diferenciarse de él en uno o más aspectos.

El aumento desmesurado tanto de la inequidad como de la desigualdad está minando ciertamente las bases de la sociedad y el todo social en su general conjunto; y si bien la integración de las economías del mundo, la ampliación comercial, los desarrollos y avances tecnológicos han generado beneficios dignos de aplausos, más ciudadanos han alcanzado salir de la pobreza extrema, hay una mayor clase media y más personas viven a lo largo y ancho del orbe vidas más longevas y saludables, los logros no han sido verdaderamente parejos. Vemos y nos constan grandes desbalances en los ingresos, en las oportunidades y en el acceso a los resultados de la investigación y la innovación.

Una decena de personas poseen la misma riqueza que la mitad de la humanidad, lo que es absurdo en grado superlativo. Localidades, regiones, países y comunidades continúan estando realmente muy lejos del progreso y del crecimiento, lo mismo que han quedado atrás consignados en los cinturones de miseria que pululan en nuestro planeta.

Es exclusión que tiene un precio, el de la frustración, la alienación, y la inestabilidad que padecemos; lo que impone de manera importante y urgente que recurramos a planes que permitan cambiar dicho destino. Lograr por ejemplo una globalización justa, que bien y mejor puede ser la Agenda 2030 u Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, lo que importa en mucho, en atención entre otros aspectos, a que ñla mitad de nuestro mundo es mujer y tiene menos de 25 años, lo que indica a las claras que no podemos alcanzar tales Objetivos si no aprovechamos adecuadamente el poder de las mujeres y la enorme energía de la juventud.

Muy, pero muy rápido, pueden producirse los cambios y las transformaciones en nuestra época. Sabemos que con unos activos y una riqueza mundiales cuyo valor asciende a billones, no es de fondos de lo que carecemos. Encontremos la sabiduría para utilizar las herramientas, los planes y los recursos que ya están en nuestras manos con el fin de lograr un desarrollo inclusivo y sostenible, lo cual constituye un objetivo por derecho propio, pero también nuestra mejor manera de prevenir conflictos.

*Francisco Javier Vásquez Atencio. Administrador de Empresas. Especializado en Recursos Humanos. Especializado y Magister en Gerencia Social. @franvasquez06. francisco.vasquez.atencio75@gmail.com

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
1
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *