DOCTOR DAVID GONZALO DUARTE GONZÁLEZ,

Por: David Gonzalo Duarte González*

En todo en cuanto a la salud respecta, debe haber equidad, misma que sirve para abordar las desequilibrios en esta área respecto de los grupos sociales menos favorecidos, en lo que interesa recomendaciones con objetivos prioritarios y proponer, de conformidad con las propias realidades y necesidades poblacionales, medidas concretas para lograrlos, partiendo de la premisa que la salud es un fin en sí mismo y una meta valedera para las personas y las comunidades, lo que jamás ni nunca podrá lograrse sin justicia social, de la que la ONU nos dice, es una expresión que agrupa, al menos, tres principios constitucionales que deben ser garantizados por parte de las instituciones, a saber: el Estado social de derecho, la dignidad humana y la igualdad de oportunidades.

Una sociedad que responde a las necesidades de sus miembros de forma equitativa probablemente sea una sociedad con un alto nivel de salud de la población e inequidades en la salud relativamente pequeñas. La perspectiva debe consistir en abordar las causas de las causas, las razones por las que se niegan a algunos grupos de la sociedad intervenciones conocidas que mejoran la salud en la verdad que la raíz de las actuales inequidades yace en las estructuras de la sociedad, entre las que se cuentan la distribución del poder, el dinero y los recursos y, en actitudes anticuadas y de género que vienen a ser el pasado y el presente de la realidad de las regiones; por lo que se requiere de las acción pública, a efecto de generar las condiciones suficientes y necesarias para que las personas lleve una vida digna, caracterizada por la autodeterminación, reconociendo la indivisibilidad, la interrelación y la interdependencia de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y los derechos de los pueblos en individualidad y conjunto.

Hay que poner de relieve que las inequidades en materia de salud no son una cuestión de ellos y nosotros, los excluidos y no excluidos, sino que, en distinta medida, afectan a todos los miembros de la sociedad, que es el pendiente social en la salud. Pues los más vulnerables son los más perjudicados. Por esta razón, la acción sobre los determinantes sociales de la salud es necesaria para todos, como también lo es la acción para satisfacer las necesidades específicas y las aspiraciones de las personas cuya vida se ve más afectada por la exclusión, la discriminación y las desventajas.

Las leyes en materia de derechos humanos deben ser más eficaces tanto para formar conciencia y consenso en torno a valores compartidos como para orientar el análisis y fortalecer las mediciones y la rendición de cuentas, con el fin de apoyar la equidad en la salud, valiéndose todo el esfuerzo que necesario sea para poner fin, más pronto que después y más temprano que tarde, a todas y cada una de las formas de pobreza, luchar contra las inequidades y hacerle frente al cambio climático, asegurando que nadie se quede atrás. Como parte de este proceso, cada país debe revisar los objetivos mayormente prioritarios, adaptarlos a sus circunstancias específicas y determinar recursos, cambios legislativos y capacidad que se necesiten para llevar adelante las acciones concretas, lo que de hacerse como debe, tiene que ser y corresponde, se traducirá en sociedades más justas, en las cuales todas las personas puedan llevar una vida digna y en las que la equidad en la salud sea asequible como meta a cumplir.

*David Gonzalo Duarte González. Profesional de la Salud. Especializado en Gerencia en Seguridad en Salud en el Trabajo. dago1286@hotmail.com

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *