Por: Rafael Robles Solano*
Abordar este tema, configura un complejo dilema de conceptos, principios y valores que concurren a una sociedad llena de conflictos y contradicciones de toda clase como la nuestra, con situaciones y hechos que llevan a ocasionar confusión generalizada y el asumir posturas irreflexivas al calor de las emociones y/o pasiones que afectan no solo al común de las personas, sino también a nuestros dirigentes, jueces y legisladores de conformidad con sus respectivas vivencias personales, familiares y políticas.
La Corte Constitucional en un dividido y apretado fallo de 5 contra 4, resolvió fijar postura despenalizando provisionalmente los alcances del aborto en Colombia, y ordenando como es su obligación legal que el Congreso que no siga evadiendo y dilatando como lo ha venido haciendo desde el año 2006, el pronunciarse reglamentando y expidiendo la legislación correspondiente al presente caso.
Flaco servicio al país hacen declaraciones carentes de fundamento y razonamientos poco ponderados, entre otras como las del señor Presidente, condenando el fallo y sosteniendo que: “es absurdo que 5 personas legislen para 50 millones de ciudadanos,” lo cual en estricto sentido no es cierto, porque uno puede estar en desacuerdo con los alcances de dicha sentencia y pronunciarse en ese orden de ideas, sin embargo, no es prudente terminar aleccionando y manipulando la información en detrimento o en contra de quienes aprobaron el aborto en las condiciones objeto de estos señalamientos y clamando porque eliminen dicha Corte.
El suscrito personalmente estima que ampliar hasta las 24 semanas la oportunidad para realizar los abortos, es un exabrupto grosero, porque a esas alturas del embarazo ya no se está frente a un cigoto, una mórula o el embrión, sino ante el feto, como un ser humano por demás indefenso, que es cruelmente arrebatado (por no utilizar otro calificativo que también cabe, o sea el homicidio) del sitio o lugar más seguro para su desarrollo, me refiero al vientre materno.
Si bien no se puede ocultar el grave y enorme problema de salud pública que representa esta situación por sus implicaciones sociales, cuando conocemos que anualmente se realizan en Colombia más de cuatrocientos mil abortos, la mayoría de ellos clandestinos, con las secuelas de daños irreversibles para la salud física o emocional de jóvenes y adolescentes, sin contar con las muertes como consecuencia de procedimientos efectuados en lugares o sitios sin el lleno de los controles sanitarios de higiene y asepsia que los mismos requieren.
Entonces analizar lo que implica la sentencia dispuesta por la Corte Constitucional al autorizar transitoriamente el aborto en las condiciones anotadas, representa también adelantar serios debates básicamente de orden ético, porque el moral lo respeto, pues corresponde a la esencia intima, discrecional y privada de cada mujer, por lo que me permito aportar y hacer una somera reflexión sobre el contenido de cada uno de estos conceptos, que sin ahondar en cuestiones filosóficas, ni religiosas, conviene tener en cuenta para recapacitar, actualizar y poder valorar objetiva y debidamente las connotaciones de sus respectivos significados, veamos:
“La Ética, versa o trata sobre las responsabilidades sociales de los seres humanos; mientras que la Moral, es un concepto personal y subjetivo, pues enseña las conductas que deben seguirse para hacer el bien y evitar el mal; mientras que los Principios, son aquellos valores qué inculcados dentro de la ética y la moral, nunca deben ser negociados o modificados por las influencias de intereses ajenos a nuestras creencias.”
Expuesto lo anterior, tenemos que éticamente el aborto lleva consigo cuestionamientos y consideraciones en contra y a favor de los alcances de dicha determinación, los que deberán como ya mencioné, ser resueltos y reglamentados por el Congreso de la República.
*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. Correo electrónico: lideresocial@hotmail.com