lisbeth barraza escorcia

Por: Lisbeth Paola Barraza Escorcia*

La educación en los pueblos y en sus gentes genera vínculos ciertos de confianza, de ahí la necesidad de organizarnos ciudadana / docentes / científicos para desde una definición importante de intereses a este tenor, participemos en diálogos abiertos de una educación para alcanzar las transformaciones que requerimos como comunidad. Se trata que permanentemente se convoque a la sociedad toda a participar en la elaboración de diagnósticos y propuestas para temas relevantes para la vida pública, en la certeza que la participación de las comunidades educativas en el impulso de una agenda educativa, científica y tecnológica es una buena noticia para el país.

No podremos jamás ni nunca, y ello es innegable, poder alcanzar los niveles de bienestar colectivo que deseamos sin una verdadera revolución educativa. Factor de cambio e innovación, pero también punto de encuentro, de socialización y de crecimiento personal, ya que la educación es una dimensión tanto central como fundamental de la vida en común.

Durante decenios hemos escuchado promesas respecto a cómo fortalecer la educación y la política científica del país, siendo lo real que durante la sucesión de gobiernos que hemos tenido los resultados han sido apenas, por no decir nulos, lo que evidencia un estancamiento debido a la falta de audacia e imaginación en las políticas públicas implementadas.

Demandamos a este tenor, un evidente viraje, cambios sustanciales, apoyos económicos a estudiantes, normas que fortalezca, profundicen e impulsen la educación en todos sus niveles y a las humanidades en general, así como respecto de la ciencia, la tecnología, la innovación, el diseño e implementación de una nueva escuela nacional que saque del largo letargo en que se ha mantenido a este importante como vital y potenciador sector.

Es cambiar de paradigma, mejorarlo todo, llenar los vacíos, hacer esfuerzos presupuestales mayores, enmarcarnos en una política progresista, soportarnos en la comunidad académica y ser plenamente consciente del potencial que hay en la educación, principio esencial de las cosas mejores y superiores.

Sin bien la tarea no es fácil, tampoco es difícil. Desde cuestiones administrativas y normativas, interesa poner en integral movimiento al sector educativo, lo que demandará una vigorosa voluntad política. Se trata de dar pasos firmes y seguros y aupar para que se convoquen y se haga eco en todas y cada una de las comunidades educativas del país, a efecto de fortalecer esta necesidad imperiosa para Colombia.

*Lideresa Social Comunitaria. Conferencista. Tallerista

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