Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

En materia económica debemos ser como región, alternativos, ir tras procesos económicos de orden social, solidario y autogestionario, en lo que ayuda acudir a análisis de contenidos, a la identificación de ejes temáticos que permitan caracterizar las iniciativas, experiencias o emprendimientos, lo mismo que reconocer y atender las narrativas sobre las economías alternativas, cuyos resultados permiten comprender y reconocer la diversidad y prácticas sobre dichas economías, referidas a cambios institucionales y sociomateriales transformadores. Es proponer un marco interpretativo que integre la pluralidad de distinciones o polaridades, a efecto de poder avanzar en la comprensión de la diversidad sobre lo económico que tienen los actores de la economía social y los desafíos políticos que plantea esta diversidad.

Es claro que el pensamiento económico, en lo que coinciden importantes analistas y académicos de renombre universal, ha estado hegemonizado por la llamada teoría económica estándar (TEE), la cual se basa en el equilibrio y caracterizada por un cuerpo teórico universalista, deductivo y formalista que se soporta en una teoría de la acción racional, maximizadora y autointeresada, de la que se desprende un conjunto de modelos formales de funcionamiento social, que operan como sistemas descriptivos, predictivos y normativos, que no solo abordan en forma científica la realidad económica, sino que definen “lo decible” y “no decible” económicamente.  

Señalan así los analistas, lo que para Boaventura de Sousa Santos, es una “línea abismal” entre la economía reconocida como existente y las relaciones y prácticas económicas no solo invisibilizadas, sino también activamente producidas como inexistentes dentro de una “monocultura de la productividad”. El cuerpo teórico de la TEE, descrito por Gibson Graham como capitalocéntrico, no logra dar cuenta de las inquietudes políticas y las prácticas económicas de una diversidad de actores individuales y colectivos que buscan construir otras relaciones económicas, fundadas en la reproducción ampliada de la vida humana y no humana.

No se trata que como región construyamos como camisa de fuerza un discurso homogéneo, sino que desde diversidad de propuestas, atravesadas por tensiones que dificultan su articulación social y proyección política, nos separemos de las visiones económicas dominantes, nos abramos a espacios híbridos de estrategias, objetivos y valores que nos indique, de conformidad con nuestras propias realidades y necesidades los caminos mejores para consolidar nuestro desarrollo social y humano, así como nuestro crecimiento económico.

Se trata que visibilicemos otras economías, identifiquemos y caractericemos los discursos sobre economías alternativas en nuestros departamentos, sin perder de vista los escenarios de globalización, ni demás tipos de discursos y prácticas emergentes articulables con procesos históricos de construcción política, a efecto de crear diversos discursos sobre lo económico para superar la retórica de lo que se tiene y acepta por la mayoría como único horizonte socio-económico, lo que debe ser propósito y objetivo en beneficio propio. rubenceballos56@gmail.com *Jurista

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