Jose manuel Herrera Brito

Por: José Manuel Herrera Brito*

Hoy Don Marco. Mañana, Abogado Marco Aurelio Ardila Ramírez. Definitivamente los esfuerzos deben enaltecerse siempre como merecen ser. Es este homenaje, en la persona de Don Marco, que hago a todos aquellos que, soportados en su fortaleza interior, realizan voluntades mayores para alcanzar y coronar metas luego de años idos, superar obstáculos y vencer adversidades, alzarse con una titulación profesional. Es, como en la obra cumbre del escritor francés Marcel Proust, “En busca del tiempo perdido”, revivir el sueño temprano y ya lejano, de culminar una carrera, de graduarse en una universidad, hecho meritorio y por demás plausible.

Don Marco, con varios lustros sin estudiar, se vinculó en Bogotá, a una prestigiosa universidad como encargado de seguridad de su sede administrativa; donde con el pasar de los días vio de nuevo la oportunidad ante sí de volver a los libros, y con todos los arrestos que necesarios eran, decide, para bien suyo, de su familia y de la sociedad, iniciar la carrera de derecho en la INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA DE COLOMBIA, centro académico que en poco tiempo destaca como un respetable establecimiento de estudios superiores, dados sus estructurados programas en distintas áreas de las humanidades, la ciencia y la tecnología.

Alma Mater en la que ha contado enhorabuena con el apoyo irrestricto de sus directivas, que le permitieron con altruismo su acceso a ella, en especial los doctores Carlos, Isaac y Marco Moreno de Caro, Carlos Moreno de Caro Jr., Isaac Moreno de Caro Pérez, Guillermo Hoyos Gómez; cuerpo administrativo, docentes, miembros de sus consultorio jurídico y centro de conciliación, como personal todo de la Institución, misma, con los que ha cultivado y tiene las mejores relaciones, lo han acogido con beneplácito manifiesto e inmenso, con quienes está y estará por siempre agradecido al saber que tiene con ellos una deuda impagable.

Es Don Marco, una persona mayor que, si bien, se graduó de la secundaria hace ya muchos años, tiempo en que trabajó en distintas áreas, oficios y se dedicó a múltiples actividades para ganarse así el sustento de su familia que le brinda incondicional apoyo, nunca perdió ese norte de profesionalizarse luego de un tiempo transcurrido y que se le presentó de nuevo en su devenir y volvió a ser estudiante, a punto hoy de poder culminar en poco más de un año sus estudios profesionales de derecho.

Volver a estudiar revivió en este señor y amigo integérrimo, amén de emociones y felicidad; sueños, ilusiones y esperanzas. Granjeado tiene, lo que aquilata para sí con sano orgullo, el cariño de todos es este claustro magnífico que hace ya parte sustancial de su vida.

Seguro estoy, como igual quienes lo han conocido, conocen y saben de su singular esfuerzo, que una vez culmine sus estudios de derecho, amplio será el horizonte que le espera dada la formación que adquiriendo está, su natural don de gentes; como importantes serán los frutos que le deparará el destino en esta bienaventurada y ponderada profesión, que le permitirá, además, influir como mediador de las leyes y ser encargado de cuidar que se cumpla la justicia, así como canalizar y resolver los diferentes dilemas legales que se presentan en la sociedad. Vive Dios que sí. saramara7@gmail.com

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