MÉDICO HERNANDO RAFAEL PACIFIC GNECCO

Por: Hernando Pacific Gnecco*

Cada año, el 14 de noviembre se conmemora el día mundial de la diabetes. Crece y crece esta afección. A principio de siglo, unas 3 de cada mil personas la padecía, 0.3%; para 2024, casi un 1% de la población mundial está afectada de este mal. La de tipo II, también llamada del adulto, alcanza un 96% de los casos totales registrados de diabetes, siendo más afectados los hombres que las mujeres; el riesgo es mucho mayor después de los 65 años edad. Son los principales factores de riesgo la obesidad, el tabaquismo, consumo de alcohol, el sedentarismo, la mala alimentación, el sueño de mala calidad y el estrés.

Con respecto a 1990, la diabetes se ha cuadruplicado. Para 2023, casi 900 millones de personas en el mundo sufren la enfermedad, tanto que la OMS ya la considera epidemia. Aun cuando el mayor número de enfermos está en las naciones más pobladas, en realidad los países de ingresos bajos y medios muestran el mayor porcentaje de diabéticos. La situación es peor en América; la prevalencia se ha triplicado desde 1990. Sin embargo, Colombia todavía tiene las cifras de 2000, 3 de cada 1000 personas, 1,600.000 casos, que no es poco; se registra la mayor parte de casos en el Valle del Cauca, Atlántico, Bolívar, Risaralda y Meta, departamentos disímiles, con preocupante tendencia al alza.

¿Qué es la diabetes mellitus? Inicialmente, un exceso permanente de azúcar en la sangre, causado por la incapacidad de nuestro organismo para mantenerla en niveles normales. No es únicamente problema del páncreas; hígado, musculatura y tejido graso también están implicados. Si bien la genética aporta un importante factor de riesgo, los malos hábitos de vida son los mayores detonantes de la diabetes del adulto, a diferencia de la diabetes de tipo I, mejor conocida como juvenil, causada por la destrucción del páncreas, en la que se involucran enfermedades virales y autoinmunes, principalmente. Numerosos estudios recientes soportan la tesis de que la mala alimentación es la causa principal de la diabetes de tipo II: exceso de ciertos carbohidratos (especialmente azúcar y harinas refinadas), aceites refinados como maíz, canola, girasol o palma (más por el proceso y los ingredientes químicos que por el origen de aceite) y deficiente ingesta de proteínas y verduras, además de mala calidad y cantidad de sueño. Las consecuencias del diagnóstico tardío y la diabetes mal controlada (tratamientos inadecuadamente conducidos o pobre respuesta del paciente) son significativas: afecciones neurológicas y vasculares que conllevan a lesiones oculares (ceguera), daño renal, ataques cardíacos, trombosis, accidentes cardiovasculares y deterioro significativo de las extremidades que, a veces, implican amputación.

Según la OPS, cada año se registran en América 8 millones de muertes prematuras por la diabetes y sus secuelas; es también la tercera causa de AVAD (Años de Vida Ajustados por Discapacidad), después de la enfermedad coronaria y el COVID 19; son enfermedades y secuelas prevenibles. Nuestro continente es la región planetaria con más sobrepeso/obesidad (68 de cada 100 adultos) y sedentarismo (36% de ellos); en los niños es dramático el incremento de factores de riesgo de diabetes tipo II: el 19% está en sobrepeso/obesidad, y el 81% de los adolescentes tiene actividad física insuficiente.

La buena noticia es que la diabetes de tipo 2 se puede prevenir, tratar y, en muchas ocasiones, ralentizar y revertir, a veces sin medicación. Un dato interesante: la esperanza de vida en pacientes tratados es similar a la de la población general. ¿Qué podemos hacer? Obliga a un esfuerzo conjunto entre autoridades sanitarias, familias, establecimientos educativos y cada individuo afectado. Lo primordial es la prevención desde la infancia, seguida de la detección precoz de casos, instauración de hábitos saludables, tratamiento oportuno y eficaz, seguimiento y muchísima pedagogía. Es básico mejorar la alimentación (evitar la comida chatarra, por ejemplo), actividad física significativa (ejercicio y deporte), sueño adecuado, control del tiempo de luz azul y pantallas, meditación antes que medicación, y entendimiento de causas y consecuencias de la diabetes.

*Médico Cirujano. Especializado en Anestesiología y Reanimación. Docente Universitario, Conferencista . Columnista

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