Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

La fuerza de los hechos todos que vivimos, y que sabemos todo no son los mejores, deben animarnos real y verdaderamente a servir con decisión y demostrado empuje a preservar los intereses superiores de la patria y su gente. Sentir que somos útiles. Servir como ciudadanos con manifestaciones de valía en beneficio colectivo y propender por que sean los nuestros, unos territorios vivos, vigentes, dinámicos, potentes, proyectados y focalizados en la búsqueda permanente de gloria y grandeza.

Entender que en todo momento toca estar pendientes de hacer patria. Pensar con entereza de carácter en positivos cambios y transformaciones. Velar por que los sagrados recursos públicos se administren y conduzcan con honradez y honorabilidad. Que la corrupción sea apenas una fea palabra más, lo mismo que sean constantes en nosotros las virtudes cívicas y seamos conducidos por dirigentes de verdad, informados los cuales en el conocimiento de causa de las necesidades poblacionales.

Como ciudadanos tenemos la obligación de ser defensores de la democracia, luz enhiesta, fulgida y poderosa en medio de las tempestades y las opacidades. Ser vitales, asumir responsabilidades y compromisos con los nuestros, no dejar que se sigan avasallando los derechos de los menos favorecidos por la fortuna y menos que se les divida y enfrenten entre sí en beneficio de quie4nmes hábilmente los manipulan. No más adormilamientos, despertemos, señalemos a los mercenarios de la política, abramos los ojos, pensemos en comunidad, actuemos como un solo hombre en beneficio de nuestra sociedad toda.

Propendamos por una eficiente administración pública, ese conjunto de organismos y personas que se dedican a la administración o el gobierno de los asuntos de un Estado; así como por una también eficiente y coherente administración de justicia, entendida como la parte de la función pública que cumple el Estado encargada por la Constitución Política y la ley de hacer efectivos los derechos, obligaciones, garantías y libertades consagrados en ellas, con el fin de realizar la convivencia social y lograr y mantener la concordia nacional; a efecto que no sea más esa justicia que queremos instrumento de los poderosos, sino un todo cierto, respetado, respetable, imparcial, sin mácula alguna y siempre indispensable.

Aupemos en consecuencia el retorno de jueces verticales. De medios de difusión dignos en capacidad de servirnos de guía en favor de esa patria mejor que todos anhelamos: grande, altiva, posible, gigante, respetable, digna, suprema y plena de valores. Interesan generaciones futuras capaces de izar con decoro y altivez, banderas de progreso con paso de vencedores.

No podemos dejarnos cercar y menos impunemente por la mezquindad y ambición desmedida de unos pocos. Tampoco que se nos atraviesen obstáculos en el camino; de ser así, arrasarlos sin tregua, ni claudicaciones. El momento que vivimos llama a que seamos los mejores defensores de ese superior país que queremos, erigido sobre sólidos soportes morales que perduren por siempre en el tiempo.

*Rubén Darío Ceballos Mendoza rubenceballos56@gmail.com -Jurista

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Un comentario en «DESPERTAR, BIEN QUE NOS HACE»

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