✍Por: Iván Bohórquez Zapata*
🔹DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
En los denominados países en vías de desarrollo cuando de analizar sus problemáticas se trata, que normalmente son muchas, afloran de manera recurrente dos quejas punzantes frente a la acción del Estado: la ausencia de políticas públicas y la ineficacia de las leyes vigentes; no obstante, cuando deben tomarse decisiones es común que se promulguen leyes, decretos y actos administrativos, como si de ellos dependiera el buen y mejor funcionamiento del Estado y con ello pudieran superarse por arte de magia, las situaciones y circunstancias a enfrentar; siendo más grave aún que una vez diferido el problema, éste regresa con más fuerza, potenciando la insatisfacción social frente a un Estado que en todos sus niveles se ha desgastado por intentar algún tipo de solución.
Frente a esas diarias realidades, surgen inquietudes que podríamos compendiar preguntándonos por qué si en el discurso y en la práctica de lo público nos quejamos de falta de una política, a la hora de actuar recurrimos al mundo jurídico y administrativo para solucionar los problemas sociales y no buscamos construir ni fortalecer políticas públicas que trasciendan las emergencias y propicien cambios duraderos en el tiempo, lo que lleva a concluir que como sociedad y miembros del Estado nos falta comprender el campo propio de las políticas públicas, quedando claro que como colectividad transitamos entre conceptos que no nos permiten diferenciar las leyes de las políticas públicas, ni comprender las relaciones, alcances y límites de unas frente a las otras.
Es evidente que como colectivo no diferenciamos aún la administración de lo público con la inclusión en agendas e implementación de política pública, al tiempo que mantenemos una visión donde el seguimiento y evaluación de política es una misma cosa, siendo esta última entendida como una etapa que habla de los resultados, más no de la política en sí y menos como oportunidad para repensar la misma política.
La masa conceptual donde equiparamos leyes, proyectos, gestión, gerencia, indicadores y otros aspectos de lo público, con la política pública, nos lleva a la necesidad de aclarar los elementos básicos para hablar de política pública, utilizando para ello una representación denominada ciclo de política pública, con el que pedagógicamente pueden comprenderse las fases por las que atraviesa la inclusión, formulación, implementación, seguimiento y evaluación de una política pública, a lo que llamamos representación, dado que en la vida real la cuestión es mucho más compleja y enredada; pero que para efectos educativos resulta útil al ubicar los diferentes momentos por los sociedad y Estado pasan para configurar una política pública en cualquier área.
🔹Participación ciudadana en el plano político y público.
Es aquí donde la participación ciudadana importa desde el plano de lo político y lo público, al permitir enfatizar la apuesta teórica que la política pública es resultado de un proceso social, no de un mandato jurídico ni de una decisión administrativa, pero sí la materialización de unos ideales construidos a partir de unas dinámicas sociales que requieren ser interpretadas y llevadas a una toma de decisiones capaces de ser administradas y continuamente revisadas. La política pública es pública y es política, y más que hacer un énfasis en su administración, lo que se busca es dar las claves para comprender qué es, cómo y dónde emergen, se construyen, ponen a prueba, se siguen y evalúan, dando paso a una serie de decisiones que a la vez obligan a revisar la misma política, puesto que, como todo proceso, y más si es de carácter social, obliga a su continua revisión y mejoramiento.
✍Iván Bohórquez Zapata. Administrador Público. Especializado en Gerencia de Proyectos de Desarrollo. @ivnBohorquez1 ibozap@yahoo.es