Por: George Castro II *
Nueva York. 1 de abril de 2024
La hora de la verdad para los colombianos residentes en el exterior, se traduce en un presente en familia, con trabajo y en libertad, bajo el respeto de la ley del país que nos acogió como Estados Unidos y pensando siempre en una Colombia empresarial, productiva y en plena libertad.
Somos fruto del trabajo de nuestros abuelos y padres. Desde los valores y la educación nos dieron las herramientas para enfrentar los desafíos de una sociedad globliazada, donde se impone el trabajo en equipo.
Esta generación a la que pertenezco no desea permanecer al margen del desarrollo de Colombia, desde el campo hasta las ciudades y desde el mar hasta las montañas.
Desde la ciudad de New York miramos desde el análisis las lecciones del pasado. Hoy, nuestra primera obligación es mirar el presente y el futuro, desde una acción colectiva de transformación desde la defensa de la libertad y el fortalecimiento institucional del Estado.
La crisis en la que se halla Colombia, es una de las más difíciles que se registra en más de dos siglos de vida republicana.
El presidente Gustavo Petro al romper relaciones con Argentina e Israel y acercarse a Venezuela, Cuba, China y Nicaragua, despreciando a los empresarios y la construcción de vías 4 G y la exploración de gas, petróleo e hidrocarburos, amenaza la calidad de vida de los habitantes del país y de quienes como nosotros, enviamos remesas a nuestros familiares en ciudades como Bogotá, Medellín, Pasto, Cali, Cartagena o Bucaramanga.
Está en juego los principios esenciales de nuestra sociedad (colombianos residentes fuera y dentro del país). Desde nuestro rol de ciudadanos ha llegado la hora de actuar en defensa de las instituciones de la nación.
Ninguna oportunidad mejor que unirnos a la «vaca» que nace desde el departamento de Antioquia para darle vida a la construcción de vías 4 G y cuyo modelo se replicará en los cuatro puntos cardinales del país.
Nuestra Colombia del siglo XXI es nuestro compromiso de la mano de nuestros hijos y nietos. A estás tres generaciones estamos enfrentados a una gran transición en menos de 50 años.
La meta es estar más cerca del desarrollo tecnológico y de infraestructura. Les pregunto: después de la Segunda Guerra Mundial, cuántos países han logrado cruzar el desierto y llega al oasis del desarrollo? Se cuentan con los dedos de la mano. Ningún país está en América Latina.
Desde la «ciudad del mundo» los colombianos residentes en Estados Unidos y de otros continentes como Europa, Asia, Oceanía y Suramérica, soñamos con un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades. De entrada hay que mejorar las vías primarias, secundarias y terciarias. En una palabra: la infraestructura.
Las metas de Colombia del siglo XXI
Cuando estamos hablando de desarrollo, estamos hablando de desarrollo integral, inclusivo, sustentable: sea en el departamento de Antioquia, el Huila, Amazonas o San Andrés y Providencia.
Es decir, integral, alejado del ingreso percapita. Es mucho más que eso, tiene que ver con la calidad de la democracia, de las instituciones del Estado, tiene que ver en la forma como nos relacionamos los cuidados (en todos los roles desde la sociedad ) con el espíritu de colaboración.
Los colombianos en el exterior queremos avanzar aunando fuerzas, no confrontando y dividiendo. Desde esa perspectiva impulsamos desde afuera de nuestras fronteras la capacidad de crecer, de invertir, de crear oportunidades, de generar empleos.
Es no es suficiente. Es absolutamente necesario. Con infraestructura 4 G, vamos a 4 recuperar como país la capacidad de crecer. Este es un sueño no cumplido en el pasado.
Elevar la infraestructura es crecimiento, es inversión para comercializador productos del campo (frutas, carne, hortalizas), es innovación, es emprendimiento, es productividad a gran escala.
La infraestructura en Colombia sigue atrasada. Requiere una cirugía mayor. Está cirugía mayor es que los colombianos en el exterior nos declaremos en observatorio permanente frente al Gobierno del presidente Gustavo Petro, desde un espíritu de unidad.
Buscando el diálogo y no la «pala», de buscar la colaboración y no el enfrenta. Con las decisiones que ha tomado el Gobierno Petro en varios sectores de la sociedad colombiana, como su relación con el departamento de Antioquia y su infraestructura, «está sembrando en el mar, construyendo sobre arena y roca.
El Gobierno del presidente Gustavo Petro debe fijarse horizontes más amplios que casar peleas con países amigos como Argentina o El Salvador. Incluso, más lejos de su período de Gobierno.
Colombia puede y tiene como crecer. Tiene el recurso humano y naturaleza. Elevar la infraestructura, es un paso sólido para generar empleo (ciudad y campo), mejora los salarios, crea oportunidades y financia en forma sana el gasto público.
Desde Estados Unidos le dijo señor presidente Gustavo Petro que no es apostarle a las vías 4 G por apostarle. Sobre todo cuando en el tiempo que estamos inmersos, la revolución tecnológica, la sociedad del conocimiento y la Inteligencia Artificial está cambiado la forma de hacer las cosas.
Colombia está llamada desde Nariño hasta la Guajira y desde el Amazonas hasta San Andrés y Providencia, adecuar la infraestructura a los nuevos conocimientos, a las nuevas tecnologías, a las nuevas realidades del siglo XXI.
Que los ciudadanos y en particular los colombianos residentes en el exterior, nos matamos la «mano al bolsillo» en una «vaca» nacional e internacional en favor de la infraestructura 4 G en el departamento de Antioquia, puede verse como un hecho histórico de solidaridad ciudadana y empresarial, pero un mal precedente para un presidente de Petro que juro defender la Constitución y la ley el 7 de agosto de 2022.
Hablar de elevar la infraestructura en el departamento de Antioquia no es de ladrillos señor presidente Gustavo Petro. El cemento y el hierro, se usaría mejor, si actúa como presidente y no como militante del Pacto Histórico o de la Primera Línea.
Desde Estados Unidos y desde la ciudad de New York, los invitamos a los antioqueños y a todos los compatriotas, empresarios, emprendedores, innovadoras para que Colombia supere con una visión al 2050 el déficit de infraestructura.
Hay que recuperar el tiempo perdido. La mejor manera de hacerlo es unirnos a la «vaca» 4 G en el departamento de Antioquia desde el idioma de la unidad, misión compartida y colaboración.
Una alianza por Colombia y los colombianos. La responsabilidad por el país es de todos. No solamente del Estado.
La democracia se fortalece y se conquista con empresa e infraestructura. La palabra de los colombianos en el exterior es unidad.
*George Castro II. Empresario