De: Periódico El Derecho
La humanidad desde sus inicios y en todas las latitudes, ha estado inmersa en procesos de distintos órdenes, históricos, sociales, culturales, para citar solo algunos, los cuales de una u otra manera autodefinen a los pueblos con todo y sus diferentes formas de vida, que conocemos como cultura. Para su convivencia, el hombre crea y recrea permanentemente aspectos identitarios, a lo que suma el liderazgo como factor esencial para un superior desarrollo cultural, que influyen sin duda a través de ideas y sentimientos, su todo histórico.
Importa lo cual, para que todo ese compendio de saberes, tradiciones, caracterizaciones, conocimientos, conservación, socialización y demás aspectos culturales cobren real sentido y entren a ocupar lugar de preeminencia en los procesos integrales de desarrollo local, departamental, regional y nacional; que permiten identificar elementos propios a este tenor.
El antropólogo estadounidense Clifford Geertz, nos dice que la cultura es ciencia interpretativa en busca de significaciones; lo que obligaestudiar los diferentes aportes que dan lugar a las diversidades culturales existentes en cualquier espacio geográfico, para así poder entenderla y comprenderla mejor, lo mismo que procurar despertar esas tradiciones en sueño o no se sabe bajo qué criterios han sido ocultadas, las cuales requieren ser investigadas y despertadas, ya que nos ayudarán aún más a determinar aspectos relevantes de diferentes elementos culturales, vitales en la formación identitaria, y que requieren ser informados a las generaciones presentes y por venir.
De ahí -sin que ello quiera decir cerrarle las puertas a lo que culturalmente el mundo contiene-, la importancia de su preservación, especialmente hoy más que nunca, cuando se encuentra la cultura popular -gravemente amenazada, y más que ello en peligro de extinción de no adelantar nosotros cruzadas para su conservación y difusión-, como resultado de la globalización en que estamos inmersos, a lo que se suma el mal uso de las tecnologías y el avasallamiento de la publicidad que lesionan tradiciones, costumbres y el arraigo de las comunidades, que ven diezmados cada día y cada vez más sus valores y memorias culturales, ya que interrumpen abruptamente el proceso de legado de esos conocimientos, lo que indica que el próximo paso no será otro que la irremediable pérdida de identidad y consecuente transformación de las culturas propias por las que tal proceso impone y no podemos permitir que lo nuestro pases a debe, que desaparezca, cuando deben y tienen que ser despertadas, rescatadas, investigadas y estudiadas a fondo, en la verdad de ser puestas de nuevo sobre el tapete de nuestra cultura.
Hace necesario todo lo cual, desarrollar, implantar e implementar planes, proyectos y programas específicos en esta dirección, a efecto de evitar la desaparición parcial o total de nuestras manifestaciones culturales, al igual que definir y redefinir políticas públicas que apoyen decidida y decisivamente las reacciones de las tradiciones que se encuentran en estado de aletargamiento.
Las autoridades todas y los organismos que las componen, especialmente los relacionados con este particular aspecto de la cultura, son los llamados a adelantar mancomunadamente actuaciones con la participación activa de los pueblos, para de esta manera, rescatar, reactivar, promover, impulsar, fomentar, potenciar, reafirmar y profusamente difundir los valores que nos identifican y han identificado desde siempre nuestra razón de ser cultural.