Por: ETHEL CAROLINA CERCHIARO FIGUEROA*

El respeto por nuestro territorio debe ser en primer lugar una cuestión de sentido común, algo importante y urgente, más cuando estudios y declaraciones muchas reconocen la gravedad que pueden tornarse situaciones de no hacerlo; razón por lo que si en verdad queremos mejores territorios, tenemos que encontrar, individual y colectivamente, un estilo de vida acorde con lo que mejor se quiere para uno y para los demás; lo cual impone consumir productos más ecológicos, consumir menos, reciclar más, ahorrar agua y energía, no utilizar productos tóxicos, reflexionar continuamente sobre nuestra relación con el entorno y sobre nuestra responsabilidad en la contribución que podemos aportar al territorio para mejorarlo.

Respetar el entorno y la naturaleza nos debe llevar a cambiar nuestra forma de vivir y nuestra actitud hacia el mundo y hacia nosotros mismos. En nuestra vida cotidiana las personas podemos realizar cantidad de acciones que contribuyan a la mejora del entorno a partir del respeto de los lugares donde vivimos (barrio, pueblo, ciudad). Actuar y reflexionar de una manera más concreta sobre el ámbito de la escuela, el barrio… es una manera de intervenir sobre procesos que, a la larga, transforman la sociedad de manera global.

Nosotros debemos decidir si queremos mantener nuestro espacio en condiciones habitables, aunque esto suponga ciertas renuncias, o por el contrario, si queremos vivir sin pensar en el futuro ni en las consecuencias, no olvidemos que el mundo no se acaba cuando nosotros acabamos. Les dejamos un legado a las futuras generaciones. ¿Cómo queremos que sea este legado?  De ahí que cuidarlo sea principio de solución camino a logros superiores y razón para que no tengamos porqué conformarnos con seguir siendo los mismos de siempre, apenas quejándonos y mostrando una misma imagen derrotista que llevamos años viendo y alimentando. Para avanzar en ello, debe anteponerse a todo interés particular, de sector o de grupo el bienestar del territorio, sea este municipio, departamento o región, lo que debe llevarnos a pensar en grande, con altruismo, bondad y nobleza, al tiempo de cuestionarnos y buscarle salida a aquello de porqué cuesta tanto trabajo llegar a acuerdos en beneficio territorial.

Empezar por hacer gestión desde lo menos a lo más, velar por ejemplo por la limpieza y buen estado del mobiliario urbano, interesarnos por que sea de obligatorio cumplimiento mantener limpio y saludable el territorio para el disfrute y uso de sus habitantes y para la imagen que debe quedar impresa en la retina de los visitantes. Los gobiernos a este tenor deben, o mejor, tienen que hacer los acuerdos que necesarios sean para beneficiar al territorio en los aspectos mejores.

Nuestros territorios no pueden continuar mostrando una imagen lamentable, siendo de urgente necesidad encontrar soluciones reales, cambiar la imagen, optar por lo decente, lo limpio y entender que más que limpiar, es mucho más importante ensuciar menos. Va en ello como invaluable ayuda, iniciar cruzadas, campañas de sensibilización informativas y pedagógicas encaminadas a mejorar el aspecto del territorio, que la gente no ensucie y por el contrario se apropie del espacio público, que todo ciudadano se sienta responsable de lo que sucede en su alrededor, en lo que importante es la concienciación de los ciudadanos; y, en lo que juega un gran papel de manera importante, fundamental y esencial, la gestión municipal. ethelcerchiaro@hotmail.com *Administradora Financiera. Especializada en Gerencia Pública

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