Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

Como consecuencia de las múltiples y positivos comentarios recibidos con ocasión de la publicación del artículo anterior titulado: “LA TERGIVERSACIÓN DE LA SEXUALIDAD HUMANA EN EL SIGLO XXI”, se evidencia la necesidad de ampliar y complementar algunos de los conceptos que concurren a las reflexiones que intento desplegar con el presente titular, advirtiendo que son respetables las posturas e inclinaciones de cada quien, independientemente de sus creencias personales, ideológicas, filosóficas o religiosas.

Así las cosas y expuesta la advertencia indicada, procedo a desarrollar alcance de los conceptos de igualdad de género en la actualidad, partiendo de las definiciones más usuales y generalizados, tales como aceptar o convenir en que: “estos implican que todas las personas tengan acceso a los mismos derechos, recursos y oportunidades, independientemente de su identidad de género y que sean tratadas con el mismo respeto en todos los aspectos de la vida cotidiana: trabajo, salud, educación.”

Estos conceptos de igualdad, atraviesan transversalmente las definiciones de inclusión y diversidad de género, por lo que toca visualizarlas y analizarlas desde perspectivas libres de prejuicios recurrentes y moralistas, pese a que, sobre estos conceptos e interpretaciones concurren aspectos preocupantes, como el que cito de ejemplo, en especial cuando se busca que sean extendidos a la formación temprana (educación) de los menores de edad, a niños y jóvenes inmaduros, a los que se pretende involucrar en estos temas precozmente, cuando aún ellos no tienen definidas sus preferencias e inclinaciones sexuales.

Si bien el mundo moderno alcanza hoy altos índices de desarrollo en el despliegue de lo social, sin embargo, todavía no consigue desprenderse del todo de aquellas tradiciones atávicas de culturas ancestrales de dominación por clases sociales, económicas y discriminaciones por sexos, razas, ideologías, religiones, etc. Colectividades que hoy se sienten amenazadas por las campañas masivas de igualdad frente a la inclusión de género a favor de las personas que profesan orientaciones sexuales distintas a las tradicionalmente definidas por la genética, y otras, simplemente pragmáticas, que las reducen solo a cuatro géneros: hombres o mujeres, y por influencia de las culturas ancestrales, aceptan reconocer a los homosexuales y lesbianas, pese a sus prejuicios moralistas y segregacionistas

En efecto, reflexionar y analizar las consideraciones que concurren a favor y en contra de ellas, es bastante complicado, porque median las creencias que como estándares identifican a las familias y grupos sociales. Entonces consigno lo que pienso al respecto, y en mí caso, me apoyo en mis conceptos personales, que exclusivamente se remiten y enfocan en aquellos principios y valores con los que me identifico. Por lo expuesto, frente a las enseñanzas de orientación sexual a los niños y menores de edad, tengo serios reparos, dado que media un movimiento en países europeos, que pretende que los niños sean sujetos de relaciones sexuales tempranas lo cual no comparto porque me parecen insanas

Pero regresando al tema de la inclusión, estimo que se iría resolviendo en la medida en que se vayan derribando y superando los todavía enormes prejuicios sociales que generan toda clase de discriminaciones, tal como aún acontece con las diversidades sexuales, étnicas o raciales, religiosas y de clases sociales que todavía se resisten a verse mezclados e interactuando con personas que según ellos, no están a sus alturas, como sucede en nuestro medio clasista y degradante, donde aún se manejan los estratos socioeconómicos.

*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

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