Por: José Manuel Herrera Brito*
Lograr la paz, tener territorios seguros, proyectar seguridad alimentaria, debelar la corrupción que infesta nuestra sociedad, consolidar país, entre otras muchas necesidades son algunas de las realizaciones que anhelamos los colombianos. No es posible seguir conviviendo en un país donde terroristas, asesinos, extorsionadores, violadores y secuestradores, que además nos miran como objeto de burla y se convierten en emperadores del cinismo al declararse víctimas del conflicto armado que ellos y solamente causaron, llenando de sangre, oprobio, lágrimas, infamia, vergüenza y odios a nuestra nación por más de diez lustros, delincuentes de toda calaña que continúan con sus acciones criminales devastando pueblos y pobladores, bajo la fachada, que ellos saben mentirosa, de una disidencia que no lo es.
La falta de una inteligencia de Estado, Sin lugar a duda, ha generado que los vándalos adelanten toda suerte de acciones criminales como parte de una estrategia para llegar al poder, misma que ha programado y puesto en marcha acuciosamente la izquierda, con lo cual pretenden desacreditar en mucho a la Fuerza Pública Militares, soporte y fundamento de la democracia e institucionalidad colombianas, cuyos valiosos como valerosos integrantes se brinda en cuerpo y alma por defender, como bien lo hacen, en defensa de la vida, honra y bienes de sus conciudadanos, lo mismo que impedir que bandoleros de toda laya se apoderen del país, empleando en ello la combinación de todas las formas de lucha, una de sus enseñas, como lo registra su cartilla, en la que consignadas están sus más horrendas, abominables y perversas prácticas que mucho daño han causado y siguen generando en las comunidades donde actúan e interactúan al margen de la ley.
Se valen de todas las argucias y falacias para tratar de deshonra y menguar en su ánimo a la Fuerza Pública, acusándola falsamente de acciones inimaginables, con lo que igualmente afectan en materia grave al gobierno y por consiguiente su buena marcha, buscando con ello tergiversar la verdad verdadera e influenciar incautos a favor de alguien, quien nadando en mentiras y utopías ha mostrado y demostrado ignorancia extrema cuando de los asuntos de la cosa pública se trata, como quedó debida y claramente reflejado en su paso por la Alcaldía Mayor de Bogotá, a la que llegó valiéndose de la buena fe de los capitalinos ofreciéndoles como hoy a los colombianos todos, un falso bienestar, a la par de sembrar odio, cizaña e incitar a una rebelión injustificada y generalizada, sin que tocado sea por las instancias correspondientes.
Difícil sin duda y a todas luces entender y menos comprender como la izquierda ha trastocado los papeles y claveteado la mente de los ciudadanos, para mostrarse como víctimas y a las reales victimas hacerlas aparecer como victimarios; lo que mismo hacen con los medios de difusión, que tras la búsqueda de audiencia, nunca se refieren a los ingentes crímenes de lesa humanidad que han cometido durante decenios, como si hubiese un marcado interés, pareciera que sí, por ocultar tales acciones, atraerse con los delincuentes y olvidando el papel rector e inmensa responsabilidad que como comunicadores deben cumplir en defensa a ultranza de la democracia.
*José Manuel Herrera– saramara7@gmail.com