Por: Iván Meneses

Zapatosa, es un corregimiento desconocido en Colombia; sólo se tiene conocimiento de esa gran despensa de agua dulce, la segunda más grande en nuestro país. Pero detengámonos en  el tiempo y viajemos al pasado:

Esta zona formó parte de la gran Confederación “Chimila”  bajo el mando del Cacique Zapata de quien se debe su nombre, la población y la inmensa Ciénaga. Los  “Chimilas” o “Pocabuyes” fueron expertos pescadores y agricultores del maíz, cultivos que eran tan grandes que se escondían tras la mirada. Pero la tranquilidad de estos pobladores comenzó a afectarse con la llegada de los primeros  colombianos empujados por la guerra de los mil días” entre los años  1899-1902.

Transcurridos los años y llegando al 1950, llega a esta población el sacerdote y arquitecto, José Gómez, procedente de España a cumplir una misión evangelizadora, y quien se ganó el cariño de sus habitantes. El español al ver el espíritu religioso y al escuchar que años atrás se congregaban los fieles católicos  en una casita de bahareque con techo de Palma, situada a unos ochenta (80) metros  de la pequeña plaza a elevar sus oraciones a Dios,  reunió a los fieles para darles a conocer la inquietud que había tenido de construir una iglesia de material.

El arquitecto Gómez al obtener la aceptación de los zapatoseros, bajo la dirección de la señora Ana Raquel Pedrozo, (quien era la matrona del pueblo) emprendieron  la tarea de construir la iglesia que actualmente se encuentra situada en la plaza principal rodeada de hermosos árboles, con arquitectura española que se caracterizó en América por grandes arcos, enormes columnas y Torres con grandes campanarios. Esta imponente herencia española hasta la fecha no ha sido terminada.

En el año de 1999 llega a Zapatosa el también sacerdote pero de origen Colombiano, GREGORIO SALAZAR PÁEZ , a  quien cariñosamente le llamamos “padre Goyo”.

El padre Gregorio con su sencillez, barraquera y preocupación por mantener una comunidad religiosa, congrega a un grupo de señoras y jóvenes para trabajar en equipo y formar el grupo E.P.A.P. Con esto se hicieron rifas, bingos, agasajos y otras actividades para recolectar fondos económicos y sacar adelante el templo.

Poco años después con el apoyo de los ganaderos, tenderos y de familias con estabilidad económica, se construye la casa cural. En estos momentos se encuentra su obra inconclusa.

El veinte (20) de Febrero de 1995 se construye en el corregimiento de Zapatosa el primer acueducto. La obra estuve a cargo de la compañía Asominero de la ciudad de Valledupar, Cesar, la cúal desapareció.

La idea de construir un acueducto fué del entonces alcalde del municipio de Tamalameque, Cesar, el doctor RICARDO CHAJÍN FLÓRIAN, (ex senador de la república) durante su periodo de mandado que fue entre los años de 1995 -1997, y quien gestionó ese magnífico proyecto e inmediatamente le fue aprobado.

Entre los años cuarenta (40) y secenta (60), los señores Emiro ”J” Mejía,  Dámaso Donado y José Isabel Moreno, se dedicaron a conseguir maestros para que los niños y jóvenes “medio se educaran”. Fué así como estos señores emprendedores trabajaron para construir la primera escuelita y colegio de Palmas  y de bahareque.

Transcurridos los años el colegio se convirtió en cooperativo y gracias también al alcalde de ese entonces el doctor RICARDO CHAJÍN, durante su periodo de mandato anteriormente mencionado, gestionó el proyecto para que el colegio se convirtiera en bachillerato. Ese proyecto se materializó y hoy en día se conoce con el nombre de: Colegio de bachillerato Aníbal Martínez Zuleta. El nombre se debe en honor al desaparecido senador  de la república quien años después se dedicó a sacarlo adelante. Aunque se conocen rumores que una hija suya fué quien estuvo a cargo de la institución educativa.

A hora sí, volvamos a la actualidad: los zapatoseros cuentan con dos acueductos, porque la población cada día crece, también cuentan con un puente que atraviesa la quebrada de “ los hombres “ que comunica a este corregimiento con la vereda de Santa Rosa,  un polideportivo, una cancha de fútbol, sabanas reverdecidas y a lo lejos  podemos apreciar  los cerros de la cordillera occidental, fincas  ganaderas, un cementerio (como es obvio), y principalmente Zapatosa cuenta con su gran despensa de agua dulce como lo dije al principio de esta nota, la cúal es su Ciénaga grande, que posee con varios puertos turísticos como: el mamón, las baras y los blancos. Cuenta también con  una hermosa isla llamada, Isla grande.

Aquí podemos entrar en contacto con la naturaleza, vivir un fin de semana y disfrutar las  vacaciones con  nuestras familias a orillas de la Ciénaga y hacer un gran recorrido por ella en lanchas, canoas y motos acuáticas.

El plato típico de Zapatosa es la mojarra freída (o frita), patacón, arroz con coco (o arroz blanco o de fideo), agua de Panela y el tradicional sancocho de gallina criolla.

De este complejo de agua dulce se sacaba la mayoría de pescados, que eran comercializados a las distintas ciudades del país. Las especies como: el bagre, el sábalo, el Manatí, la mojarra Lora, el Zapatero, entre otros, habitaban las profundas, frescas y frías aguas de la Ciénaga. Hoy por hoy se encuentran extintas, “gracias “ a las manos asesinas del hombre, quien en  su afán de enriquecer sus bolsillos talaron árboles, quemaron playones, pescaron y cazaron indiscriminadamente las especies empobreciendo LA CIÉNAGA.

(Zapatosa,  Cesar está a tres o a cuatro horas de su capital Valledupar y a menos de diez minutos del municipio de Pailitas).

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