Por: Iván Bohórquez Zapata*
Dadas están todas las expectativas con el cambio de gobierno iniciado el próximo pasado siete de agosto, del que se espera, si se piensa con majestad, que podría marcar en decir de muchos, el comienzo de un ambiente distinto para el país, que, de no serlo, opinan otros, será uno más en la cadena de negaciones en las que hemos estado inmersos como país. Se espera también según algunos más, que habrá un antes y un después, al sostener que se fomentarán, impulsarán y consolidarán procesos acordes con el ritmo del mundo y que, además, todo girará dentro de la economía de mercado, en oposición a lo que piensa una gran franja de ciudadanos.
No está el palo para cucharas. No estamos como país para ensayos y mucho menos para improvisaciones. Importan conducciones y constructos mejores. Pensarnos y repensarnos en nuestras falencias, muchas de ellas graves en alto grado. Erigirnos como un país posible en sanidad, educación, economía, cultura, ambiente e infraestructura. Potenciarnos agrícola, pecuaria y agroindustrialmente. Hacer del turismo renglón de significativa importancia pecuniaria. Fortalecer la industria en las más de sus área y niveles. Definir con verdad en las propias realidades y necesidades, todo cuanto conduzca a desarrollo y crecimiento. Es construir sobre lo construido. Mandan los cánones del buen y mejor gobierno que actuarse debe en contexto que se gobierna para todos, con elemental sindéresis, mesura, dignidad, grandeza y desde la sensatez de la inteligencia.
Sabemos, que desempleo e informalidad galopante serán huesos duros de roer, a lo que se suman inseguridad, violencia, narcotráfico, la entronizada corrupción y muchos otros flagelos, necesidades e incumplimientos que amenazan en materia grave la salud de la República. Lo cierto es que muchas y más son las áreas en las que se debe avanzar sin demora, tales como quebrarle el espinazo a la corrupción y a la siempre perversa politiquería, renegociar los TLC con los países con los cuales se tienen suscritos, procurar una nueva política antidrogas, desmontar todo atisbo de centralismo por ineficiente. Entender a cabalidad que es el nuestro un país de regiones que requieren de recursos para hacer realidad gran parte de sus aplazados anhelos, en la realidad que necesitadas están de un tratamiento económico y social mayormente equitativo.
Esperamos todos con ya poca paciencia, que se sienten bases de cambios y se produzcan las trasformaciones que de tiempo atrás se encuentran en la larga lista de las esperas irrealizables.
*Iván Bohórquez Zapata. Administrador Público. Especializado en Gerencia de Proyectos de Desarrollo. @ivnBohorquez1 ibozap@yahoo.es