Por: José Manuel Herrera Brito
Nos asiste como ciudadanos la obligación de proponer siempre buenas y mejores iniciativas, actuar, dialogar acerca de todo lo que concierne a la marcha correcta de la ciudadanía y la cosa pública, dar pasos cada día dirigidos a alcanzar objetivos solidarios acordes con la convivencia desde lo local a lo nacional. Estar inmersos de manera activa en democracia participativa y nunca paralizados ni faltos de ideas, sino brindando y ofreciendo justificaciones para emprender sendas de esperanza hacia un mejor porvenir, acompañados con una hoja de ruta complementaria de políticas ciertas para todos en suma de prosperidad colectiva.
Nos compete en responsabilidad en todos los asuntos que ver tengan con desarrollo, crecimiento e integral progreso, reivindicar los superiores intereses generales sin fisuras, coadyuvar a poner fin a la parálisis en que estamos sumidos, romper las estrategias dañosas, mandar al olvido lo tonto y absurdo, lo irrelevante, lo simbólicamente retorcido, y esperar dialogar sin trampas ni posturas engañosas. Es conseguir avanzar por los caminos mejores, sin pasividades, sino con prisa y sin pausa, adelantarnos, señalar nuevas metas hacia las grandes causas y objetivos, ayer soñados pero que hoy podamos contemplar como algo a nuestro alcance.
Aplica que abanderemos soluciones, que salgamos a la vecindad, que convenzamos y nos convenzamos de ir tras grandes como edificantes propósitos, proponer las mejorías que requerimos en torno a una grande alianza ciudadana, concentrados en escoger a dirigentes responsables y realistas capaces de recuperar nuestra andadura social colectiva, imprimiendo el impulso que la realidad, lo cotidiano, la vida ciudadana y la comunidad pide que se restaure, que el pulso cotidiano se normalice, la laboriosidad se reactive y seamos en adelante lo que mejor debemos ser.
No podemos dejarnos bloquear por nada ni por nadie. Ser acción permanente. Ser cada uno ´parta de un programa general en permanente construcción de medidas y actuaciones que favorezcan, impulsen y faciliten que sucedan las realizaciones mejores. No podemos permitir tampoco que nos sigan secuestrando la voluntad y comprometiendo nuestro porvenir, el cual debemos acordar abiertamente entre nosotros y promoverlo a tope para recuperar nuestra potestad, misma que nunca debe quedar por fuera de las competencias ciudadanas que tenemos, puesto que lo cual entrañaría una privación nada justificable de la plenitud del poder ciudadano que debe contenernos.
Autonomía popular, autoridad democrática y cohesión social son menester que presentes estén en las mejorías que queremos como pueblo, lo que debemos reforzar mayoritariamente, en la seguridad que tendremos consecuencias positivas en el tiempo y bajo mejores circunstancias de modo y lugar.
Como ciudadanos tenemos que acercarnos más al entorno social, difundir propuestas, divulgar los datos de la realidad con la intensidad necesaria para que tener éxito, refutar los infundios a quienes muchos dan credibilidad, como un hecho incontrovertible que no es eso lo que queremos, sino llegar a ser más productiva y competitivamente. Hay que rescatar la confianza en nosotros mismos, asegurarnos de apuntar a hechos concretos, precisar sólidos destinos para poder satisfacer al menos las básicas necesidades de todos, en lo que colabora combatir las mentiras con la misma constancia con la que otros las difunden. Es, en definitiva, asegurar el porvenir de un país en convivencia, debiendo tener buenas y necesarias iniciativas más pronto que después. saramara7@gmail.com