Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

La grandeza es una forma de definir a una persona que es admirable en sus acciones y gestos. Una persona que tiene una enorme grandeza es honesta, sincera, tiene valores humanos, gestos que son un ejemplo para los demás. Para Aristóteles, la grandeza de alma es una especie de medio entre la insolencia y la bajeza. Se refiere al honor y al deshonor; pero no al honor de que juzga el vulgo, sino a aquel del que son únicos jueces los hombres de bien, y el cual es al que atiende la grandeza de alma.

Entraña la grandeza inconformismo intelectual, expresar lo que se cree, mantener una sonada coherencia de pensamiento que bien puede modificarse con la madurez alcanzada por el paso del tiempo y de la experiencia. Demostrar con argumentos y ejemplar narrativa que el inconformismo no es solo dar una mirada al futuro, sino también observar, estudiar, analizar, reflexionar y aprender del pasado para encarar las apremiantes necesidades que exige el presente.

Es no ser uno más, entender el mundo moderno en sus resultados, ir tras los cupos donde los espacios son cada vez más reducidos para los que piensan que la razón humana es la fuente y medida de todas las cosas, lo mismo que comprender que como miembros de la sociedad no podemos confundirnos con la asociación humana ya que a un contrato social al que se le imputan los más de los desmanes y que, por tratarse de una entelequia más a las cuales nos remiten constantemente los utópicos, nadie resulta responsable de las injusticias que produce.

Es en esencia, ir contra lo homogeneizante, igualador, cartesiano y radicalmente racional que desecha la razón histórica, vale decir, la memoria colectiva que diferencia a los hombres de los animales y permite a las sociedades el sagrado derecho a la continuidad, que le cede al presente la oportunidad de poseer y aprovechar el pasado, la tradición y las costumbres.

Es ir a la razón histórica que no a las minorías inoperantes y parasitarias que existen y subsisten gracias a la dictadura de sus mandatos, en el entendido que el amor al pueblo es la vocación de la grandeza; mientras que los otros solo aman al pueblo cuando de elecciones se trata. Así las cosas, bueno es entender que la grandeza es un concepto de un estado de superioridad que afecta a una persona o un objeto en un determinado lugar o área y hace también referencia a los individuos que poseen una capacidad natural para ser mejores que todos los demás, lo que nos diferencia de lejos y con diferencia de lo baladí e insustancial.

*Rubén Darío Ceballos Mendoza. Jurista. rubenceballos56@gmail.com

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Por editor

Un comentario en «APRENDER DE LA GRANDEZA»
  1. Una minoría inoperante y parasitaria!!!! Es esto lo que queremos para nuestra sociedad????
    No, No y No y mil veces NO.

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