Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

Comparto la presente crónica con ocasión de un reciente viaje terrestre por las vías de Tolima y Cundinamarca, porque con suma preocupación observé y creo que los amables lectores que en estas vacaciones tuvieron la ingrata experiencia de viajar por las diferentes rutas locales, regionales y nacionales, coincidirán en su mayoría conmigo, en que las carreteras presentan deplorables deterioros en su conservación, por falta de mantenimientos oportunos, pese a los costosos peajes que abundan a las salidas y entradas de las principales ciudades.

Esta situación evidencia una problemática en ciernes, que para los expertos en este tema y los analistas serios es inocultable, la cual consiste en qué pese a los grandes proyectos de inversiones dispuestas por el Estado para reparar y mejorar las diferentes redes viales, troncales, transversales, de primer, segundo, tercer orden o terciarias y las rutas alternas, como las diferidas a través de alianzas públicas y privadas (APP) o por concesiones mediante el aporte de inversionistas privados, recuperarlas será difícil y prolongado en el tiempo, porque lo único cierto es que seguiremos padeciendo por las congestiones resultantes de la enorme cantidad de vehículos particulares, de servicios públicos y de carga que circulan actualmente por las vías antes reseñadas, aunadas a los daños resultantes del prolongado invierno causado por el fenómeno de la niña.

Los detractores de oficio inútilmente tratan de endosar estas responsabilidades y vender a la opinión pública que el mal estado actual de las mallas viales recae únicamente en contra del presente Gobierno, pero deliberadamente omiten reconocer que su deterioro obedece entre otros factores a diferentes causas de orden administrativo Municipal. Departamental y Nacional, por la adjudicación de obras a contratistas que posteriormente resultaron, para recordar quizás el más notorio, involucrados en escándalos como los relacionados con el caso de Odebrecht; y por contratistas que con el paso del tiempo terminaron renunciando o abandonando las mismas.

Estimo que la mayoría de quienes leen esta crónica, tienen suficiente conocimiento de los eventos reseñados como parte del deterioro vial, por ello creo que no es necesario ahondar más en dichas explicaciones. Sin embargo, la situación descrita, me permite abordar esta problemática desde otros ángulos que evidentemente concurren al desbarajuste vial al que nos estamos refiriendo, pero que debido a los grandes intereses económicos que influyen y los determinan, pasan ante los medios de comunicación y la opinión pública como si no tuvieran la importancia y trascendencia que realmente tienen.

Me refiero puntualmente al monopolio económico que se ejerce por parte de los beneficiarios de la adjudicación de estas obras y los transportistas, propietarios de la mayoría de las tractomulas que circulan por todo el país. Veamos algunas de las razones que motivan mis argumentos, advirtiendo que, en principio no me opongo a la participación mancomunada de inversionistas privados, con lo público, en lo que se conoce como APP y en las concesiones viales otorgadas para usufructuar su explotación mediante peajes, por 20, 30 o más años, porque es un recurso válido que tiene el Estado, para facilitar la realización de esta clase de proyectos y de obras.

Pero no tiene justificación alguna, que el país haya supeditado el desarrollo de su infraestructura vial, a los intereses de los poderosos dueños de las tractomulas, dando la espalda y dejando en el más absurdo olvido la renovación y modernización de nuestras modestas redes ferroviarias, que son ejes de progreso en los países desarrollados. Pero cuando el Presidente Petro, en buena hora plantea la construcción de una vía férrea que conecte desde Tumaco en el Departamento de Nariño, hasta la costa norte, Santa Marta (Magdalena), Riohacha (Guajira), Valledupar (Cesar) y otras regiones aisladas de los llanos orientales, salgan los áulicos defensores de aquellos, a ridiculizar y burlarse de dicha propuesta, evidenciando su total desconocimiento de éste tema.


*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmil.com

Tema relacionado: BOGOTÁ, CUNDINAMARCA Y COLOMBIA EN OBRAS VIALES (II)

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