SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ- abogado

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

Independientemente que entender la política y sus múltiples complejidades en el mundo de hoy sea difícil, toda vez que imperan en él violencia, guerras, ataques indiscriminados, las denominadas operaciones militares especiales, y tensiones entre diversos países nada comprensibles, toca hacer los esfuerzos que posibles sean para entenderla, debido a que de una u otra forma afectan a todos. La paz siempre anhelada se escurre como el agua entre los dedos en todos los confines del orbe.

Entre nosotros, llama poderosamente la atención la posición de los partidos, facciones, movimientos y grupos de gobierno y oposición, que no logran acuerdos a tenor de la paz, lo que igualmente y de contera entorpece, querámoslo o no, los cambios y transformaciones que en manera importante y urgente requerimos, así como afecta en mucho lo atinente a corrupción, acciones subversivas y demás otros desmanes en medio de “diálogos de paz, y en claro está, detrimento de la autoridad.

Tenemos, en decir de estudiosos de la temática administrativa pública, un Estado fallido, fragmentado, postrado, roto, plagado por doquier de pronunciamientos vacuos, sin propuestas de fondo. De parte y parte se carece de la más mínima vergüenza y se ha perdido el respeto de la ciudadanía y comunidad toda. Crecen las dificultades, los proyectos de reforma no avanzan por diversos motivos que son de conocimiento público, que muchos sostienen en caso de ser aprobados, prolongarían e incrementarían la crisis que viviendo estamos.

Profesionales en particular y ciudadanos en general capacitados y conocedores a fondo de la administración pública, han optado por sustraerse de la política al considerarla una actividad poco o nada atractiva, a quienes deberíamos recurrir, buscando construir la unidad que requerimos de cara a próximos eventos electivos y dentro del Congreso de la Republica; ya que no podemos darnos el lujo de seguir aceptando que el país continue a la deriva como hasta ahora, lo qye hace necesario un grande movimiento ciudadano que piense en grande y consagre un próximo Presidente que real y verdaderamente nos conduzca por los senderos mejores y superiores de progreso y prosperidad integrales.

Se impone que nos fijemos y fijemos definidas posturas, pensar en grande repito, seleccionar mejores dirigentes, mismos que cumplan bien, cabal y fielmente con sus funciones y no quienes una vez llegados, se sumen a la decadencia que nos está agobiando, sino que cumplan su papel con excelencia. Atender el sabio aserto que en el pasado reside la base del futuro, que este no desaparece, que mucho podría argumentarse al respecto y que, si bien encontramos equivocaciones y errores en gestiones de hace poco o mucho tiempo, no es válido imputar los problemas de manera indiscriminada a quienes claramente gozan del reconocimiento comunitario, lo que sería a las claras un pagar justo por pecadores.

Tenemos, importa, interesa, impone y obliga ir tras el ejercicio de la buena política, enaltecerla, apartarnos de demagogias, caos, incertidumbres, malsanos populismos y pretendida lucha de clase, cuando lo anhelado es pensar en una Colombia pujante y en paz que nos permita a todos y cada uno poder seguir avante. Requerimos como país de sentido común y sentimiento de pertenencia ante las difíciles situaciones que nos aquejan, del esfuerzo colectivo y una muy acertada conducción. Es concretar, convenir y ponernos de acuerdo en lo esencial. Estamos en mora, a fin de no seguir cayendo en abisales profundidades.

*Abogado. Columnista. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual. Magister en Derecho Público. saulherrera.h@gmail.com

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *