Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Es la extorsión la acción de obligar a una persona a entregar a otra dinero, cosas o documentos con efectos jurídicos o suscribir o destruir documentos de obligación de crédito, con el uso de la intimidación, falsa orden de autoridad o violencia. Es delito que consiste en obligar con violencia o intimidación a otra persona a realizar u omitir un acto en perjuicio de su patrimonio o del de un tercero.
Se caracteriza y permite diferenciarse de otros actos similares, su carácter pluriofensivo, al ser estos actos que atacan bienes jurídicos tales como la libertad y la propiedad. Vulneración de la libertad: al utilizar la intimidación o violencia se da la amenaza con su efecto directo de miedo impidiendo la libre decisión de las personas con el fin de satisfacer una exigencia ilegítima del criminal. Delito contra la propiedad: el ataque a la libertad de la persona tiene el objetivo de apropiarse de un bien, documento, cosa o dinero propiedad de la víctima. Es decir, atenta contra el patrimonio. Medios comisivos propios de la extorsión: se vislumbra la intimidación para ejercer una coacción moral sobre la voluntad de la persona. La simulación de autoridad pública o falsa orden de la misma genera que la persona actúe en perjuicio de su patrimonio por temor a un daño mayor por parte de la autoridad.
La extorsión viene generando entre nosotros episodios muchos de robusta violencia, con actores y víctimas diferentes pero que giran en torno al mismo problema, el cobro por todo, considerado esto la fase superior de éste abominable delito. Pero más allá de los aspectos conceptuales y explicaciones criminológicas que tratan de descifrar la génesis y evolución de los distintos grupos delictivos de distinta condición dedicados a este tipo de ilícitos, preocupa sobremanera que desde su aparición siga mutando e incrementándose exponencialmente.
No es gratuito que las propias instituciones gubernamentales admitan que la extorsión y la violencia, en sus distintas modalidades, entre las que se cuentan atroces cometimiento, constituyen delitos que no han sido posibles revertir y que en términos investigativos se incrementan cada vez más. La extorsión y la violencia, son acciones delictivas que nos conducirán irremediablemente al caos y la desesperación de no avanzarse en su combate a fondo, a fin qué lo cual genere positivos resultados.
*Abogado. Columnista. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual. Magister en Derecho Público. saulherrera.h@gmail.com