Por: Anny Margarita Herrera Villa*
Sentencio para la posteridad Confucio, el chino inmortal, el siguiente pensamiento: “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí.”, que traigo a colación, dado que he entendido siempre que el aprendizaje es un proceso continuo y dinámico que se extiende a lo largo de toda nuestra vida. Lo interesante detrás del mismo en la vida adulta, es que se hace a través de la historia personal y nos permite ser protagonistas de nuestro propio aprendizaje, de la manera en la que decidimos hacer nuestros esos conocimientos y, sobre todo, en la libertad de su aplicación. El aprendizaje tiene una narrativa muy diferente a la de otras etapas, aprender cuando podemos elegir el qué, cómo, por qué y para qué nos permite ampliar el significado, el poder y el destino de nuestra propia existencia.
Aprender, que es adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia, es también formarse, instruirse, ilustrarse, aplicarse, prepararse, ejercitarse, aprehender, cultivar, consiste en cambiar nuestra manera de pensar y/o nuestro comportamiento en función de las consecuencias de nuestras acciones. Ser selectivo en el aprendizaje implica elegir aquellos conocimientos que nos hagan bien y nos impulsen a ser mejores. El aprendizaje tiene la fascinación de actualizar nuestras predicciones a través de la experiencia, de manera que podamos reaccionar de forma correcta y predecir con mayor fiabilidad nuestro porvenir. Cualquier acción trae implícita una expectativa y, dependiendo del cumplimiento, podremos seguir haciendo algo que puede corregir el resultado de esa expectativa y, mejor aún, superarla. Las posibilidades sobre nuestras predicciones acertadas y expectativas cumplidas o superadas, radica en la capacidad que tengamos de hacer consciente esa habilidad y necesidad de superarnos a nosotros mismos, como bien u mejor lo afirman expertos académicos.
Está referido lo dicho, a la voluntad que tengamos de modificar nuestros propios patrones mentales, nuestra manera de ver la vida, de sentirla y a nuestra forma de gestionar lo que nos corresponde. En la vida llega un momento obligado en el que debemos de desaprender lo que fuimos, para aprender sobre lo que hoy somos y mejorar, así, lo que aspiramos a ser. Es ese el aprendizaje selectivo y dinámico que exige la evolución. La vida demanda un conocimiento y un aprendizaje, y el tiempo vivido exige un análisis y una reflexión profunda que se encuentra y se mimetiza en la experiencia de las experiencias. Vivir en el lado selectivo de la vida implica hacerse cómplice y aliado de uno mismo para disfrutar de la oportunidad de estar presente cada día.
En la vida adulta el aprendizaje tiene la ventaja del protagonismo y la selección, la cordura, la sensatez, la objetividad y la ambición de encontrar las mejores soluciones ante la duda, el desacierto, la pérdida; y mejor aún, la beldad y el protagonismo de hacer y ser lo mejor que podamos, cambiando las creencias que parecían inamovibles, eligiendo los valores y principios que rigen nuestra vida y focalizándonos en las prioridades que elijamos y no las que nada ni nadie nos imponga. El aprendizaje selectivo nos otorga libertad, y la libertad, la determinación de ser y hacer con nosotros mismos todo a lo que aspiremos, creamos o sintamos merecer.
Impulsa el aprendizaje impulsa a la acción y nuestras acciones nos determinan. Una vez comprendido, deja de tener validez la justificación, el victimismo y la desidia y, por supuesto, deja de sorprendernos cualquier invitación a la soberbia, al orgullo y la vanidad, que genera la peor de las apatías considerándolas no menos que una falta de respeto a la inteligencia, finalmente, una métrica que se pretende elevar en el aprendizaje, que nos otorga realidad, capacidad de adaptación, creatividad, fomenta la autoestima y la seguridad en uno mismo, mejora la salud mental y aumenta nuestras oportunidades.
Importa como interesará siempre, ser selectivo en el aprendizaje, enfocarse en fuentes de conocimiento fiables que permitan ser mejor cada día y tener la capacidad de seguir adelante; en lo que ayuda disfrutar del autodescubrimiento que aporta y libera del absurdo y abatido así soy yo que mucho y más limita.
*Ingeniera Industrial. Columnista. Especializada en Proyectos de desarrollo. Columnista