Por: José Manuel Herrera Villa*
Es el turismo, según la SECTUR, aquel que comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, y otros motivos no relacionados con el ejercicio de una actividad remunerada en el lugar visitado, Cultura, nos dice la UNESCO, es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan una sociedad o grupo social. Patrimonio cultural, también nos refiere el organismo universal, es a la vez en su más amplio sentido, un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio.
Razones y riquezas que poseemos por las que el mundo nos ve de forma muy clara y mucho mejor que la mirada que existe en el país, sesgada y poco analizada en el valor y potencialidad que encarnamos para convertirnos en un destino un turístico de envergadura y renombre mundial, al que no hemos atendido como bien y mejor merece, consolidación algunas veces obstaculizada por mezquinos intereses, cual árbol que impide que veamos el bosque. Independientemente de todo cuanto tengamos y de lo que dependamos, es Colombia un país que debe apuntar al turismo en todas sus formas, variables, niveles y facetas, lo que apuntalará que sigamos siendo a escala mundial productores, inventores y exportadores de talentos científicos (medicina, construcción, diseño, moda, cultura, y demás). Es tener en el turismo una fortaleza con notable porvenir, contenido en sus playas, mares, naturaleza, comida, patrimonio cultural, arqueología, alegría y fraternidad de su pueblo.
Interesa que fortalezcamos el turismo como una de nuestras principales fuentes de ingresos, considerarlo, impulsar su permanente aumento, diversificarlo, verle las más de sus posibilidades y probabilidades, atenderlo en su real dimensión, ya que por el que no tenemos que esperar para saber día a día qué digan los demás países y agentes del poder global. Robustecer esa firme y extraordinaria fuerza poco explorada y explotada en el buen sentido, como es el turismo cultural y su patrimonio material e inmaterial, por cuanto existen diversas culturas en nuestro territorio con datos antropológicos, etnológicos, históricos, música, bailes, creencias, sabiduría medicinal y más, con muy poca difusión; mismas que se deben abrir al mundo, a efecto que se difundan mayormente esas culturas, lo que amerita nuevos y más robustos proyectos turísticos, ojalá de grande envergadura y sobrada dimensión. Mostrar nuestros monumentos históricos, esculturas, pinturas a las que les falta más restauración y preservación constante, así como los sitios y zonas arqueológicas aún están ocultas y que requieren salir a la luz.
Es hacer que nuestro gobierno priorice y dote con superiores presupuestos lo concerniente para difusión, abra la participación de la iniciativa privada para nuestra cultura y nuestro turismo, ver el futuro que ya es presente y se soporta en la historia, para dar la mayor economía sana que puede tener una nación, en la que podamos propiciar un crecimiento sostenido de ciudad y departamento histórico y de sus culturas para generar empleo, trabajo y bienestar por todos nuestros confines; sería ello la mejor inversión y, más, si sabemos que turismo y patrimonio cultural es para siempre. Es ponernos en la mente de propios y extraños para visitar y que visiten nuestras bellezas.
*José Manuel Herrera Villa. jomahevi@gmail.com *Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación, Evaluación y Gerencia de Proyectos de Desarrollo