Ruben Darío Ceballos Mendoza - jurista

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Superarnos y refundarnos requieren razonamientos, pensar desde las propias realidades y necesidades, buscar causas, no conformarse sólo con lo dado, con razones superficiales y salidas al paso, sino indagar explicaciones serias de los asuntos. Distinguir las causas eficientes que actuando producen efectos y pueden ser próximas o remotas, últimas y última, dependiendo del nivel de conocimiento o ciencia con que se trabaje, por lo que resulta connatural que la realidad por sí misma sea problemática, lo que indica que el meollo está en la multiplicidad, hondura y volumen de los problemas, lo que impone ir tras una estable y equilibrada convivencia.

La situación actual del país requiere de una refundación, ir a las raíces de la nacionalidad, a lo positivo y fundamental, al deber ser republicano y constitucional, al ejercicio de una soberanía efectiva y a la coherencia con la mejor herencia histórica y humanista. Necesario es refundarnos ya que la crisis que vivimos es honda y grave, la cual tiene multiplicidad de causas, una de ellas, de pronto la principal, es el empeño de querernos imponer un proyecto político totalitario, estatista y empobrecedor.

Nos estamos viniendo a menos, producto de la absurda pretensión de implantar un sistema totalitario, injusto, ineficiente, manipulador, donde el juego de mantenerse en el poder a costa del sufrimiento del pueblo, hasta el punto que aparece ya como consigna y bajo el argumento y justificación que no se puede entregar el gobierno a alguien que piense distinto, lo que no es más que una postura grave, envolvente, autocrática, tiránica y dictatorial, que entraña un propósito de control total del conjunto social en sus ámbitos económico, político, ético y cultural; de allí que la dimensión de la crisis actual que vivimos provenga de ese embeleco que contradice Constitución y humanismo, lo que impone, insisto, refundarnos, manifestarnos y auscultar un cambio de dirección, donde importantes sean signos de notable fervor popular que presagien un renacimiento nacional, en el sentido de hermanarnos, acercarnos, reencontrarnos, impulsarnos productivamente, concientizarnos éticamente de conformidad con nuestro ser histórico-cultural, enraizados efectivamente en lo mejor de la tradición nacional.

Refundarnos es tarea que implica asumir el protagonismo intransferible que nos corresponde a los ciudadanos, volver a recobrar la fuerza de ser sujetos, recobrar la autonomía y la libertad. Avanzar en tal dirección nos permitirá estar con fuerza y en mejor forma en la vida nacional, más cuando es inmenso el inventario de desastres y es claro que empezamos a sufrir las consecuencias de manejos deficientes y prácticas sistemáticamente irresponsables, opresivas y corruptas. Razones por las que tenemos la obligación de reiniciar, fortalecer y profundizar el Estado de Derecho, reconocernos en nuestra dignidad e ir tras el crecimiento económico, la recuperación educativa, la libre comunicación y sanar al país de la corruptela que lo está expoliando hasta más no poder.

Afortunadamente, y no es solo percepción, vemos hoy un creciente clima de entusiasmo y esperanza, un gran fervor popular, un despertar, un reaccionar, que lleva a la conclusión que se está asumiendo país, que cada día y cada vez más se está tomando conciencia de la condición y obligación que nos atañe como ciudadanos, lo que debe estimular esa inalienable responsabilidad y nutrir nuestro amor patrio. Requerimos racionalidad, prudencia y amplias miras que nos lleven a lograr el reencuentro del país consigo mismo, la revitalización de la convivencia y el esfuerzo conjunto para jalonarlo; por lo que Interesa sobrevivir con acuerdos, lograr una base consistente de realismo, imaginación, paciencia, prudencia, aguante, independientemente que sean difíciles las circunstancias, por lo que singular y colectivo tiene que ser nuestro instinto de conservación.

*Jurista rubenceballos56@gmail.com Columnista

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