Por: José Guillermo Claros Penna*
Por vía de compromiso con nosotros mismos, sociedad a la que pertenecemos y en la que actuamos e interactuamos, tenemos en consecuencia como ciudadanos que expresarnos desde distintos escenarios, entre ellos la participación electoral; toda vez que somos directos responsables de nuestro porvenir, independientemente que corresponda a los partidos políticos entender y comprender bien y a cabalidad lo que la gente desea. Y a los analistas políticos, descifrar muy bien todo aquello que reflejan los temas de mayor interés para la ciudadanía, lo mismo que estudiar, sopesar y analizar la atmósfera, el estado de ánimo ciudadano y la opinión pública que prevalece en los distintos sectores y regiones.
Importa en esto, decidir y diseñar las mejores estrategias en dirección a evitar yerros y equivocaciones, postular la necesidad de impulsar una ciudadanía con participación y conciencia activa, en el entendido que ello implica qué no hay ni puede haber comprensión sin acción; y que, además, no podemos permitirnos el lujo de no actuar, de no emprender acciones políticas desde la trinchera ciudadana, lo que incubaría un muy peligroso estado de resignación e indiferencia. En consecuencia, dejar el destino, nuestro destino, en manos de la casualidad, no es ni será nunca la mejor receta para una vida plena.
No hemos entendido en estos momentos de nuestras historias en lo local, departamental, regional y nacional, que necesitamos redefinir nuestros valores y aprecio por la vida, en la verdad que la razón más
poderosa que tenemos es la vida misma; por lo cual la resignación y la indiferencia no contribuyen a tener un mundo mejor, mucho menos, a desarrollar personas plenamente realizadas que es lo que real y efectivamente necesitamos si queremos lo mejor para nuestras vidas individual y colectivamente, lo que determina, sí o sí, el imperativo de una ciudadanía y comunidad en democracia con participación y conciencia activa y jamás pasiva, en ruta a permanentemente renovarnos.
Bien sabemos que la sociedad es multifacética, con comunidades y culturas distintas, conformada por ciudadanos interesados en asuntos políticos, como otros que ni siquiera ejercen su derecho al voto e integran ese conglomerado que se identifica como antipolítico, que desprecia la política y la ignora, como si esa absurda actitud los protegiera de las consecuencias que produce. Son personas que viven en coincidencia con aquello de vivir con la ilusión qué el mundo será justo para ellos, porque se consideran buenos por no hacer política. Es como estar convencidos que un miura no los atacará, porque están en contra de la fiesta brava.
Muchas personas pretenden sobrevivir manteniéndose a la vera del camino, al margen de la batalla socio política, sin saber, que tarde o temprano se encontrarán bajo el fuego que produce, en el que la gente debe hacer lo necesario para sobrevivir en un mundo corrupto e inseguro para proteger sus vidas y el bienestar de los suyos. En tal sentido, y ante la provocación de los anteriores planteamientos, los ciudadanos de conciencia activa deberán dar seguimiento puntual a sus reflexiones, en dirección a escoger y elegir a quienes sean los mejores para que los representen.
En todo caso, los ciudadanos por su parte, cada que elecciones haya, debemos elegir qué clase de porvenir queremos para nuestros hijos. De ese tamaño es el asunto, de ese tamaño es el poder del voto, de ahí que importante sea no dejar nada al azar en aspectos de esta naturaleza, nada debe quedar al garete y menos que los que si votan, decidan por quienes no lo hacen, lo que los coloca en una franca minusvalía. Entendamos que debemos y tenemos que participar, ya que el futuro de nuestros entes territoriales, el de nosotros mismos y el de nuestras familias está inmerso en la decisión que adoptemos. En nuestras manos está el porvenir propio y el de todos. Respondamos.
*Profesional en Ciencia Militares. Administrador de Empresas. Abogado. Candidato a Doctor en Derecho.joseguillermoclarospenna@Outlook.com