SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

La violencia es el uso intencional de la fuerza física o el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo. La naturaleza de sus actos puede ser; física, sexual, psíquica e incluyen privaciones o descuido y se presenta en distintos ámbitos. Freud, la explica como algo que hace parte de dicha lógica, lo cual se hace evidente en sus desarrollos Tótem y Tabú, las teorías de las pulsiones y el Complejo de Edipo, donde se deja traslucir ese impulso agresivo del ser humano, el cual si no es sublimado hacia metas sociales, puede manifestarse de distintas maneras. Vocablo que Violencia proviene del latín violentus, que significa el ser fuera de su modo, estado o situación natural; de forma breve y sencilla la define Kaplan, como el intento de controlar o dominar a otra persona. Galtung, la señala como un acto violento que implica tanto al cuerpo (agresión) como a la mente (agresividad); un acto pacífico también a ambos: el cuerpo (amor) y la mente (compasión), ejercido sobre los seres humanos por parte de otros seres humanos. Buvinic, Morrison y Orlando, señalan que la violencia se define como el uso o amenaza del uso de la fuerza física o psicológica, con intención de hacer daño. Según la filosofía, es el rompimiento del orden humano, de las condiciones de posibilidad de hacer personales. Cuando la posibilidad misma de desarrollo es truncada por alguien o estructuralmente no lo permite se habla de violencia. La violencia, como todo mal, es una negación de un bien.

Mientras que, a nivel descriptivo, violencia puede referirse, simplemente, a la fuerza física empleada para causar daño; a un nivel moral, denota el uso éticamente inaceptable de la fuerza física para dañar otra persona. Durkheim, a diferencia de autores que consideran la violencia como una forma de poder, indica que el ejercicio de violencia evidencia más bien carencia de poder legítimo: la violencia aparece cuando el poder de autoridad no existe o se encuentra en crisis y asume formas anómicas. Weber, basándose en el Leviatán de Hobbes, establece el uso de la violencia como un medio legítimo para garantizar la paz entre los hombres. Simbólicamente, dice Bourdieu, reproduce estereotipos de género y refuerza relaciones de dominio-sumisión. Los pensamientos, mensajes, imágenes y conductas, son mecanismos que utiliza la violencia simbólica para excluir, mediante la humillación y la discriminación, a quienes no se ajustan a los estereotipos que reproduce. Para Aristóteles, violento es aquello cuyo principio procede de fuera, de tal suerte que no pone de suyo cosa alguna el que lo hace ni el que lo padece, como si el viento llevase algo a alguna parte, o los hombres que son señores de ello

La gravísima situación a la que hemos llegado y soportando estamos es de suyo insostenible, y sólo con una estrategia que combine inteligencia y firmeza, podrán disminuirse sus altos niveles, más cuando vemos que este año inició con múltiples expresiones de violencia en todo el país con números verdaderamente escalofriante, lo que hace que todos nos sintamos inseguros, quedando claro que son las violencias unos de los principales problema del país que no admiten soluciones mágicas como tampoco voluntaristas.

La ausencia del Estado, coinciden los expertos, es la que mayormente propicia que organizaciones criminales expandan sus actividades y generen más violencias, a lo que se suma la alarmante impunidad y la complicidad innegable de muchos actores políticos con la delincuencia de toda laya, por lo que cualquier estrategia de seguridad que pretenda dar resultados pasa necesariamente por el fortalecimiento integral de los cuerpos de seguridad y de los órganos que procuran justicia.

Policías capacitados y bien remunerados es indispensable, lo mismo que contar con fiscalías verdaderamente independientes del poder político, y ojalá darle a la policía facultades para investigar ciertos delitos, fortalecerla con áreas especializadas, como la de antisecuestros o la de ciberseguridad, y crear unidades para combatir los delitos de alto impacto que más lastiman a la población, como hoy en día son el homicidio doloso y la extorsión; y, en todas estas tareas, importa y urge reconstruir por completo el sistema penitenciario, en la certeza que muchos delitos se cometen desde las cárceles; razón de más por lo que el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia deben ser una prioridad gubernamental, ya que como arriba anotamos, la situación a la que hemos llegado es insostenible, y sólo con una estrategia que combine inteligencia y firmeza podrán disminuirse los alarmantes niveles de violencia que soportando estamos. saulherrera.h@gmail.com

*Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual. Magister en Derecho Público

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