Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

Ante las circunstancias de la vida, muchas de las cuales se presentan de improviso, inesperadamente, de repente como dirían las abuelas, como fue la ocurrencia de esta pandemia que nos viró a todos la vida, y que rogamos pase pronto, lo que impone que debemos ser precavidos, programar y programarnos para el largo plazo, ya que episodio como el que señalamos, por demás funesto, nos obliga en manera indispensable a pensar en lo que bien y mejor podíamos y quisiéramos hacer en el futuro. Implica adelantarnos siempre, estar pasos adelante, trabajar con esfuerzo y entusiasmo, ganarle tiempo al tiempo, planificar a largo plazo, construir para crecer siempre, esto es, de manera sistemática, sistémica, permanente y continua.

Implican situaciones como esta para todos los eventos y en todas las áreas, no dejarle nada a la improvisación, proyectarnos, ser prospectivos, acudir a la estrategia, ser audaces en nuestras propuestas, procurar alianzas que hagan viable la ejecución de los proyectos que en mente o definidos tengamos, buscar ser estables, estar organizados, toda vez que son en efecto estas circunstancias, un claro asunto de supervivencia que dependerá de la calidad y el carácter de lo programado; toda vez que planificar a largo plazo es un proceso que radica en consignar nuestras ideas y visualizar así el trabajo que quisiéramos adelantar de manera subsiguiente año tras año, en lo que importa donde poder plasmarlo todo, además de tiempo e imaginación.

Se trata de organizar un planeamiento a largo plazo, tenerlo todo ideado, lo que aumenta las posibilidades de conseguir el financiamiento y demás pertinencias necesarias para poder ejecutar la idea que nos hemos fijado. De ahí la importancia de planificar con la suficiente anticipación, lo que nos da elementos de organización que son vistos por los demás con respeto y hasta con admiración, puesto que es mayormente práctico y llamativo ofrecer lo que uno hace mostrando las distintas opciones proyectadas para los años por venir, lo que potencia las posibilidades de encontrar la oportunidad adecuada para descubrir los intereses de posibles socios o inversionistas en lo que se tiene.

Importante igualmente, productividad, competitividad, recurso humano, originalidad, no desesperarse, implantación e implementación, ser visionarios, encontrar un punto de equilibrio y las estrategias, las cuales debemos aterrizar a la propia realidad y necesidades que nos circundan, con las que vivimos y hacernos sostenibles en el tiempo. saulherrera.h@gmail.com 

*Abogado. Especializado en Gestión Pública.

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