Por: Ec. Esp. Omar Escobar.

La polaridad política que enfrenta el mundo occidental es extrema y carente de sentido cuando frente al sistema económico aumenta la pobreza. Dos posturas ideológico-políticas nacidas en el siglo 19, permanecen en la actualidad; la intervención del Estado en la economía frente a la libertad de mercados. Ninguna de ellas, calcula el grado de intervención estatal o de libertad o qué tipo de intervención o de libertad; aspectos cruciales para evitar tanta polarización. A principios del siglo pasado, tanto la intervención estatal como la libertad de mercados fueron excesivas, pero hoy en día confluyen en todas las formas de gobierno, puesto que son necesarias, más aún cuando, aún hay bienes y servicios públicos que son administrados por el Estado. Por otro lado, el tema de la propiedad privada, tampoco es tan crucial como algunos quieren mostrarla como base del capitalismo. Si bien fue una condición otrora tiempo, hoy es la capacidad de innovar y de crear valor agregado, lo que sustenta al capitalismo. Usted puede tener mil acres de tierra, pero si no produce valor… la ruina lo espera. La propiedad privada no estimula la producción, solo garantiza seguridad y confort. 

Adam Smith (1723-1790), fue un teórico de la economía y de la conducta humana, sobre la cual tuvo cierta desconfianza bajo el sistema capitalista. Tal desconfianza la demostró Karl Marx (1818-1883), quien profundizo en el estudio del sistema capitalista encontrando que para evitar los efectos nocivos del monopolio privado en su máxima expresión “el imperialismo”, propuso que sea el Estado quien asuma el control total de la economía… no era otra cosa que cambiar monopolio privado por monopolio público bajo la arquitectura del capitalismo. Entonces el socialismo no es un sistema de producción, es un modelo de gobierno, basado en unas reformas de carácter político y administrativo, tendientes a la nacionalización de sectores estratégicos de la economía, la abolición de herencias, la expropiación en favor del Estado y la obligación del Estado de garantizar trabajo y educación… luego surgirán una serie de extremas interpretaciones del manifiesto comunista.  

Hay quienes suponen que el Estado no debe intervenir en el mercado, pues éste se autorregula, es lo que se llama: «laissez faire, laissez passer» (dejen hacer, dejen pasar) refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral con una mínima intervención del gobierno… es la base del liberalismo económico. En la década de los años 80, la Escuela de Chicago con Milton Friedman (1912-2006), idean un paquete de medidas que impulsaron la economía de las dictaduras de Chile y Argentina, así como también a Margaret Thatcher y Ronald Reagan, dando bases a la llamada globalización. La columna vertebral del neoliberalismo de Hayek y Friedman, es la extensión de la iniciativa privada a todas las áreas de la actividad económica; se implementa la privatización de empresas públicas y se elimina todo programa de subsidiariedad (propio de los ordoliberales alemanes que propicio el Milagro alemán de posguerra). Se integra el monetarismo de Friedman quien es un férreo crítico de las políticas de intervención económica y política fiscal del enfoque keynesiano…por extensión de Lippmann. John Keynes (1883-1946), quien de alguna manera coadyuvo a EEUU a salir de la crisis de 1929, pero a un déficit muy alto.

Capitalismo Social. A fin de mediar las posiciones ideológicas, surgen enfoques como la economía social de mercado o del bienestar social. Teóricamente nace en la “ley de la escasez” y su propósito es válido en cuanto supone un Estado fuerte y organizado al cual le da una responsabilidad enorme en cuanto a crear unas condiciones mínimas de vida, garantizar bienes, servicios y empleo y redistribuir la riqueza y la renta a fin de disminuir la desigualdad. Sus padrinos alemanes como Ludwig Erhard (1897-1977) y Alfred Müller-Armack, (1901-1978), se refieren a ella, como una tercera forma de economía, donde la intervención social del Estado, es competente toda vez que no altere las leyes del mercado… Hoy en día, la socialdemocracia y la democracia representativa siguen este camino, pero también ha derivado en política populista.

Capitalismo a la Lippmann. Para colmo de los economistas, es un periodista estadounidense Walter Lippmann (1889-1974) quien critica al liberalismo manchesteriano. Para Lippmann, “el liberalismo que encarnó el ideal de la emancipación humana en el siglo XVIII, se había transformado en un conservatismo estrecho” y considera que el “socialismo se desarrolló aprovechando de la petrificación conservadora de la doctrina liberal puesta al servicio de los intereses económicos de los grupos dominantes” … ¿algún parecido con nuestra realidad actual?

El liberalismo de esa época enfrentaba al nazismo, el fascismo y el comunismo soviético y como respuesta a esa tendencia del colectivismo totalitario e inclusive del “laissez-faire”, propone como alternativa “El Estado de Bienestar Intervencionista” cuyo fin es “proteger a la sociedad libre de los abusos de quienes tienen el poder político para sus propios fines personales a costa de los demás”. En su libro “The Good Society” afirma que los economistas y liberales clásicos del siglo XIX y principios del XX operaban con una concepción falsa y que no se corresponde con el funcionamiento del mundo real. El gobierno debe controlar el tamaño de las empresas y supervisar su funcionamiento ya que son peligrosas para la libertad y conduce a los abusos contra los consumidores y los trabajadores. Considera que los impuestos permiten una distribución más equitativa de la riqueza entre los miembros de la sociedad, toda vez que sean progresivos e invertirlos en programas asistencialistas.

Este libro motivo a los intelectuales para un análisis del liberalismo y es así como se lleva a cabo el “coloquio Lippmann” en París en el Instituto internacional de cooperación intelectual (hoy Unesco), del 26 al 30 de agosto de 1938, reuniendo a importantes personajes empresariales, funcionarios e intelectuales, como: los economistas liberales franceses Jacques Rueff y Louis Baudin, los economistas austriacos, Friedrich Hayek (1889-1992), Ludwig von Mises (1881-1973), los economistas alemanes Wilhelm Röpke (1899-1966), Alexander Rüstow (1885-1963), quien acuñó el término neoliberal. Algunas de las conclusiones se enfocaron a las formas indeseables del mercado y del poder industrial, y que sólo el Estado podía contener, por tanto, la regulación de las empresas debía formar parte de la nueva agenda neoliberal. El mismo Rüstow, reconoció la debilidad del Estado para impedir estas tendencias empresariales a la concentración industrial. Por eso debían buscar un sistema de mercado relativamente libre que, combinado con el Estado de Bienestar Intervencionista, lo hicieran aceptable para las masas. Así surge un neoliberalismo, no para restaurar un capitalismo desenfrenado de laissez-faire, sino como un sistema intervencionista que a través de políticas reguladoras y redistributivas impulsen un mercado competitivo… sin caer en la corrupción, propio del colectivismo totalitario o de la economía planificada, según decía Lippmann. El filósofo Louis Rougier, complementó: “El dirigismo del Estado liberal implica que sea ejercido de manera de proteger la libertad […], de manera que la conquista del beneficio sea el resultado de la victoria de los más aptos en una competencia leal, no el privilegio de los más protegidos o de los más pudientes, como consecuencia del apoyo hipócrita del Estado (Rougier L., 1938: 84).

Irónicamente, China con una economía planificada, un control sobre el mercado, sus agentes y empresas, hoy es la segunda economía mundial. ¿Acaso este neoliberalismo fue la base del orden de mercado competitivo comunista de China?

Lippmann, señalaba que las restricciones normativas, protecciones comerciales y subvenciones a la producción que crean artificialmente monopolios, industrias privilegiadas e individuos favorecidos. En ese marco, decía, que la intervención gubernamental de las dictaduras, corrompe y estrangula el funcionamiento del mecanismo de mercado y confabulan en contra de la «buena sociedad» de personas libres y prósperas… Paradójicamente esta descripción se parece mucho a la de los países llamados democráticos. ¿Acaso el neoliberalismo se ha ido degenerando?

Invito a leer, los siguientes enlaces:

Los orígenes del neoliberalismo: http://www.scielo.org.mx/pdf/eunam/v15n43/1665-952X-eunam-15-43-7.pdf


Economista Omar escobar
*Omar Alirio Escobar. Economista con Maestría en dirección y gestión de centros educativos y Especialista en Gestión de proyectos. Docente universitario, ensayista e investigador en varias universidades del país.
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