Por: Francisco Javier Vásquez Atencio

E.Mail.: francisco.vasquez.atencio75@gmail.com

Lejos estamos de superar la crisis que padecemos, no obstante crecer las expectativas de una vacuna aumentando la información al respecto. Las reaperturas siguen siendo irregulares por no decir que caóticas, a pesar de los esfuerzos, aunque hay que decirlo, entorpecidos por la desobediencia de algunos que trasgreden las prohibiciones soportados en la razón de evitar las cornadas que da el hambre. Lo sanitario sigue en situación, así la violencia generada por la delincuencia común y organizada, actos de barbarie, linchamientos, inseguridades. La emergencia es motivo candente de contradicciones y enfrentamientos en la gente, gobierno, políticos y organizaciones civiles; más, cuando han utilizado esta circunstancia para populismos y desbocar  en los terrenos fangosos de la corrupción una voracidad que cobra vigencia en las complicadas circunstancias de gravedad de la salud pública, llena de medidas sanitarias ineficientes y contradictorias, al no cumplirse como debiera la asistencia política y técnica obligada, generando como consecuencia ineficiencia e ineficacia.

La crisis está ahí afectando salud, economía, seguridad, lo social, ambiental, cultural y más. Marca desastre y caos. Lo que impulsa empezar a pensar en lo venidero, definir nuevos derroteros e itinerarios, pensar, reflexionar, proyectar, prospectar, ser estratégicos y actuar con voluntad política y decisión manifiesta, sin improvisaciones ni inconsistencias. Hacer las cosas bien. Que la contradicción no siga siendo consustancial a estas administraciones. Pocos se apropian de la lucha contra la corrupción, que demorada está de ser una política pública debidamente institucionalizada. Mientras tanto, seguimos devorándonos intestinalmente, cuando debiéramos aprovechar esta circunstancia para consolidar una grande estrategia contra la corrupción.

La situación llama a ser consistentes, importando atender lo relacionado con la seguridad, aspecto que genera ansiedad e incertidumbre de cara al futuro inmediato y de mediano plazo. Y si bien no podemos predecir escenarios en este campo, proyecciones indican la prevalencia de delitos contra la propiedad y violencia interpersonal, tales como robo de vehículos y sus partes; robos, hurtos y asaltos a quienes se dedican a prestar servicios de entrega domiciliaria; robos y asaltos domiciliarios; desprotección por fuerte merma en servicios de seguridad privada; las salidas anticipadas que, para evitar una crisis sanitaria en el sistema penitenciario, beneficiaron a personas privadas de libertad; secuestros extorsivos; usura; extorsiones y estafas; usurpaciones y saqueos de viviendas, comercios y fábricas; victimización por fuego cruzado entre pandillas enfrentadas por el control territorial; aumento de tenencia informal/ilegal de armas tanto para la comisión de delitos como para la defensa personal; mayor impunidad de malhechores por la normalización del uso de mascarillas/tapabocas y guantes que facilitan la anonimidad y dificultan las labores de identificación en la investigación criminal; justicia por mano propia producto de la ineficiente respuesta estatal ante un fuerte y repentino aumento de la delincuencia; aumento de la adicción a drogas lícitas e ilícitas; ludopatías; aumento de violencia contra los menores; violencia de género y contra la mujer; aumento de menores en situación de riesgo en hogares monoparentales; repetición y abandono escolar; suicidios; erosión de la privacidad digital a manos del sector privado, del sector público y del crimen organizado; acoso y abuso sexual contra mujeres y menores; acoso y explotación laboral; discriminación, racismo y xenofobia; violencia institucional, corrupción y letalidad policial; en lo que puede ser un muestreo, Cabe destacar que son estos problemas que pueden presentarse aislados o en combinaciones entre sí, por lo que la complejidad es enorme.

Indica lo cuál que la inseguridad debe ser atendida por las instituciones estatales, pero es claro igualmente que la parálisis parcial de la economía es un hecho. Menos serán los recaudos y se priorizará salud pública y seguridad alimentaria en detrimento de seguridad y justicia, lo que visiona gravedad en lo atinente a la seguridad, razón por la que todos debamos tomar conciencia de los problemas, asumir las responsabilidades y entender que la seguridad no puede ser delegada solamente en el Estado, debiendo ser conscientes del papel que individualmente nos compete. *Administrador de Empresa, Especializado y magister en Gerencia Social

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