Por: Iván Meneses,Periodista de investigación.
Después de la pandemia del Covid – 19, los gastos excesivos de los hogares colombianos mantienen en apuros la estabilidad financiera, según señaló el Banco de la República en unos estudios realizados recientemente.
Los problemas financieros no solo fueron generados por la pandemia, sino que también hubo un sector de los colombianos que alcanzaron economizar al quedarse confinados en casa y trabajar desde ahí.
Aquellos que conservaron sus empleos en distintas áreas, crecieron y se mantuvieron durante los dos años de cuarentena a causa de la pandemia.
Algunos colombianos tras la emergencia sanitaria dejaron de gastar en transportes públicos, gasolina, comidas, ropas, viajes, entre otros, mientras que la mayoría aún no se reponen del quiebre económico que les generó el no poder salir a las calles a ganarse el sustento diario. Les habló de aquellas personas que viven del rebusque y de la informalidad.
Cuando poco a poco se levantaban las medidas de bioseguridad decretadas por el gobierno nacional, los asalariados empezaron a gastar sus “ahorros” dándole gusto al gusto durante los años 2021 y 2022.
En lo que va corrido del 2023, el fenómeno de la inflación en los precios de alimentos, productos para el mantenimiento del hogar, educación y salud, tienen al borde de la quiebra financiera a empresas en el país, así mismo a tiendas de barrios y al comercio en general.
Los precios de productos de primera necesidad van de aumento en aumento, esto se debería a los estragos que dejó la pandemia, el cambio del nuevo gobierno y otros factores.
En Colombia debemos privarnos de darnos los gustos, aquellos que nos dábamos antes de que la inflación, el gobierno y las élites acabaran con la economía del pueblo.
Los viajes, visitas a centros comerciales a comprar ropas de marcas, celulares y demás electrodomésticos de alta gama, están en la lista de espera. La prioridad son los arriendos, servicio públicos, salud y educación, pañales, leche de fórmula para bebés, cuyos costos están por las nubes, y que nos obligan a los colombianos a romper la alcancía que con esfuerzos empezamos a llenar en enero, y que llenos de esperanzas planeamos romper en diciembre.