Por: José Manuel Herrera Brito*
Es obligatorio repensar la educación para que imparta e inculque en el educando las competencias de aprendizaje para actuar en un mundo globalizado; razón por la que preocupe y obligue a ocuparnos en superarlos, los malos y peores resultados en las Pruebas Pisa de la OCDE que evalúa a los jóvenes en lectura, matemáticas y ciencias, y también en las pruebas Saber 11 al terminar bachillerato, Saber T y T al concluir carreras técnicas y tecnológicas y Saber Pro al finalizar estudios profesionales, y aún más el comportamiento irregular y hasta delictivo de muchos graduados en el desempeño de sus diarias actividades
Resultados que inciden con fuerza y de manera notoria, querámoslo o no, en que periódicamente se revelen acciones de corrupción, violación de los derechos humanos, altas violencias, secuestros, extorsiones, evasión y elusión de impuestos, drogadicción, abusos y atropellos contra la mujer y los infantes, deforestación de bosques y selvas, conductas y hechos que ponen de presente la subversión de valores, el ánimo de enriquecimiento fácil y rápido, la indiferencia ante la inequidad, la desigualdad social y la primacía del interés particular sobre el interés común, por parte de egresados de instituciones educativas, lo que demuestra incumplimiento del mandato constitucional que ordena formar al colombiano en el respeto a los derechos humanos, la paz, la democracia, la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y la protección del ambiente.
Tenemos que dirigir la educación en ruta a mejorar el resultado en las evaluaciones practicadas en las instituciones educativas, corregir el incorrecto desempeño de muchos egresados en labores de la vida cotidiana y responder a los retos que plantean las tendencias mundiales en materia de avances tecnológicos e inteligencia artificial, cambio climático, evolución del trabajo, guerras culturales, migraciones, democracia y urbanización, siendo obligatorio como de conformidad como ante anotamos, repensar la educación para que imparta e inculque en el educando las competencias de aprendizaje en lo personal, social, ciudadana, cívica y laboralmente, fundamentales individuales y conjuntamente para actuar en un mundo cada vez más globalizado y complejo.
La competencia de aprendizaje, que es un todo principal, consiste en prepararse para aprender, aprender a aprender a lo largo de la vida y capacitarse para recibir, interpretar y retener información orientada a la solución de problemas. La competencia personal, educa para que el individuo sea capaz de conocerse y aceptarse, construya su propia identidad y autoestima y se ocupe de su bienestar físico, mental y emocional y contribuya a su desarrollo y le ayude a desenvolverse personalmente y en las interacciones con los demás.
La competencia social, capacita para generar y mantener buenas relaciones con otras personas, colaborar con ellas si fuere necesario, manejar las emociones y prevenir, mediar y resolver los conflictos. La competencia ciudadana y cívica, orientada está a la actuación en lo público, educa las formas de comportamiento de las personas para que puedan intervenir en la vida social, política y profesional, respeten los derechos humanos, participen activamente en la democracia y se comprometan con el bien común en la búsqueda y procura del bienestar personal y colectivo. La competencia laboral, suministra habilidades para desempeñar cabalmente una determinada ocupación, trabajar en equipo, obrar con sentido ético, buscar positivos cambios y transformaciones, resolver problemas, planificar tareas, manejar la tecnología digital y conseguir resultados.
El ejercicio eficaz, transparente y constructivo de estas competencias requiere que al educando se le inculquen actitudes y valores. Actitudes como motivación, curiosidad, confianza, disciplina, reflexión, atención, memoria, utilización racional del tiempo, escucha activa, puntualidad, paciencia, manejo de la emociones, comunicación efectiva; y, valores como respeto por los demás, responsabilidad, honestidad, empatía, solidaridad, tolerancia, diálogo, cooperación, resiliencia, justicia, paz, laboriosidad, libertad, con el fin de formar ciudadanos libres, éticos, responsables, democráticos, laboriosos; y, construir así una sociedad pacífica, democrática, respetuosa de los derechos humanos y promotora del integral progreso, desarrollo social, humano y crecimiento económico.