MÉDICO HERNANDO RAFAEL PACIFIC GNECCO

Por: Hernando Pacific Gnecco*

Para algunos, la palabra filosofía les remite a unos vejetes aburridos hablando de temas incomprensibles sin efecto práctico en la vida real. Igual les sucede a otros cuando escuchan hablar de matemáticas o biología; tal es la deformidad a la que ha llegado la educación en nuestro medio. Muchos lo sintieron así durante su educación y su existencia; pero la vida nos ha enseñado otra cosa.

Por su alto impacto en la cotidianidad, una materia necesaria para la existencia armónica es la filosofía, la cual podemos entenderla y aplicarla desde sus diversas escuelas y corrientes. Ella busca ejercitar la razón a partir del conocimiento, y buscar las soluciones de problemas teóricos y prácticos desde la crítica (entendida como el análisis riguroso de teorías, argumentos o prácticas, la coherencia y la validez de cualquier planteamiento procurando mejorar nuestro entendimiento). La filosofía es el amor al conocimiento; involucra temas fundamentales para comprender el mundo y nuestro funcionamiento en él. Los griegos esbozaron las bases filosóficas del mundo occidental; Persia, India, China y Japón marcaron el pensamiento oriental.

John Dewey planteó que la educación debe ser científica; considera al conocimiento como pragmático y positivista, concordando con ciencias como psicología, sociología y economía, sin apartar a la ética como un aspecto central ¿Nos sirve la filosofía en la vida diaria? Para muchos, es ajena a la realidad, por lo tanto, poco útil; sin embargo, los sistemas de gobierno, las religiones, la medicina, las leyes y casi todo lo que interviene en la cotidianidad está signado por distintas corrientes de pensamiento: la filosofía se apoya en la argumentación razonada para resolver asuntos de la vida diaria. Ejemplos claros son los programas educativos de gobierno, la expedición de leyes, la solución de conflictos o los modelos de desarrollo económico. La práctica de las distintas vertientes filosóficas permite convertir la teoría en realidad. El intercambio de creencias y opiniones proporciona soluciones a los desacuerdos; permite llegar a soluciones prácticas y consensos.

Uno de tantos ejemplos para la vida diaria está en el estoicismo, que promueve el control de las emociones: hay realidades que dependen de nosotros y otras no. Se asemeja al budismo en la importancia de la ética y la moralidad, la armonía con la naturaleza y el respeto a los semejantes. El estoicismo y el budismo rechazan las emociones negativas como la ira, la envidia, el odio y el miedo, así como el apego a las personas y a los bienes materiales innecesarios. Desde luego, tienen diferencias sustanciales derivadas de cada cultura, los tiempos y las circunstancias en las que surgieron. Para esas tendencias filosóficas, no tenemos control sobre la familia, amigos, pasado, futuro o muerte; podemos, sí, controlar nuestros pensamientos, creencias o convicciones. Con lo externo, poco podemos hacer; por ello, usar nuestras energías para manejar nuestras emociones nos hace controlar lo que pensamos, creemos, opinamos y hacemos.

Cicerón afirmaba que la filosofía es la medicina del alma, y sirve para curarnos nosotros mismos; podemos agregar que nos ayuda a prevenir desvíos espirituales dañinos para nosotros mismos y los demás; de hecho, podemos hacer conscientes nuestras actuaciones irreflexivas y aprender a controlarlas, igual que las creencias irracionales. Sin la filosofía, difícilmente podemos progresar; los cambios son rápidos, inevitables y requiere entenderlos. Cuestionarnos nosotros mismos y a lo que nos rodea nos lleva a revisar todo lo que sucede y plantear los cambios racionales necesarios para transformarnos y contribuir al cambio de la sociedad.

Los gobiernos deben invitar a los estudiantes desde el bachillerato hasta el postgrado a usar la filosofía como herramienta fundamental en la transformación personal y social. Ética, moral y pensamiento racional nunca deben separase del conocimiento profesional; aun cuando parezca anticuado, sin dirección filosófica todo se convierte en caos, atropellos, egoísmo, exclusión social, violencia y el ramplón “plata es plata”. Pensar por uno mismo evita manipulaciones y conduce a tomar decisiones adecuadas y objetivas. ¡Piense usted como lo considere, pero piense adecuadamente! hernandopacific@hotmail.com

*Médico Cirujano. Especializado en Anestesiología y Reanimación. Docente Universitario. Columnista

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
1
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *